Cerca de los 40, Paulinho Moska se ha transformado en un músico reconocido e independiente. Costaron 13 años de contrato con EMI, siete temas suyos rotando en telenovelas y un timing empresarial que le marcó el pulso durante seis discos, hasta llegar a la libertad. “Por suerte ya no tengo que hacer un disco cada dos años. Antes tenía fechas para componer, para grabar, para terminar, para ser suceso, para tocar y para retirar el disco de catálogo. Por un lado, fue muy bueno porque me sirvió para tener una idea correcta sobre cómo funcionaba el mercado. Pero ya pasó”, comenta. Moska se desvinculó de la compañía hace tres años y lo primero que encaró fue Tudo novo de novo, la placa que aún está mostrando. “Me pasé dos años y medio sacando fotos de mi cara reflejada en objetos de metal de baños de hotel. Me armé un archivo de 4 mil autorretratos y compuse las canciones inspirándome en ellas.”

–Un proyecto arriesgado. ¿Cómo lo plasmó?

–El proceso del proyecto tiene un concepto. No creé la idea de concepto, sino que el proceso de las canciones es conceptual. Ellas tienen una historia a la que no me puedo negar.

Tudo novo de novo no sólo marcó el renacer de Paulinho como músico independiente, sino que lo ubicó como invitado clavado en exposiciones fotográficas y conductor de un programa de TV. “Entrevisto a otros músicos sobre el proceso de creación de una canción. Es algo movilizante.”

–¿Le costó adaptarse al trabajo independiente?

–Al principio tenía miedo, porque no es fácil llegar a los 40 años como independiente, pero corrí el riesgo y resultó ser más feliz.