Cuando Constantino Bértolo era un niño y vivía en Navia de Suarna, el pueblo de Lugo (España) donde nació en 1946, pensaba que el dulce leche –que su madre nacida en Buenos Aires y abuela materna llevaron a Galicia– era un postre tradicional gallego. “Mi abuela tenía libros de una especie de Arturo Pérez-Reverte antiguo, que se llamaba Rafael Pérez y Pérez. Pero hay un libro mítico de tapas moradas con la foto de Evita Perón, La razón de mi vida. Cuando Evita fue a Barcelona, mi madre le pidió a mi padre que quería ir a verla. Y fue a verla y se compró el libro”, recuerda el crítico y editor. “La lectura me sirvió para pasar de adolescente feo a adolescente raro”, bromea Bértolo. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, ejerció la crítica literaria en diversos medios de prensa: la revista Urogallo, el diario El País y el diario El independiente. Fue director editorial de Debate (1991-2003) y director literario de Caballo de Troya (2003-2014). Ha publicado Cómo se lee un libro (1987), Libro de huelgas, revueltas y revoluciones (2009) y Lenin, el revolucionario que no sabía demasiado (2012), entre otros.