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“Un tipo como yo no para: si no le das algo para hacer, camina por las paredes”, se carga a sí mismo Chango Spasiuk, y es fácil adivinar cierto modo de ser y de hacer, no sólo siguiendo su carrera, sino también compartiendo el entusiasmo con el que habla de la música y muestra grabaciones propias y ajenas. Lo dice porque, después de cuatro semanas de gira –entre octubre y noviembre dio 16 conciertos en No- ruega, Suiza y Francia, en este último país, justo en medio de los atentados– llegan para él unos meses “en casa”, mientras espera a su segunda hija, Juana, que será la hermana menor de Vera. “Quiero sacar un disco de toda la música que compuse para cine, documentales y teatro en los últimos quince años. Y supongo que voy a componer, habrá nuevas canciones”, cuenta sobre su actividad de los próximos meses.

–¿Lo inspira un momento como el de su próxima paternidad?

–No es esa cosa romántica de decir: estoy movilizado, compongo, pero sí habrá más tiempo, otro tiempo. La música en mi casa está, es algo natural, y está también para mis hijas. Pero, si pienso en ellas y en lo que querrán para ellas, sé que son otros elementos los que te llevan a decir: esto es una elección y quiero enfocar mi vida en esta dirección. Yo tengo 46 años y desde los diez toco el acordeón. Después de treinta y seis años de músico, todavía sigo pensando: ¿será la música?

–¿O qué?

–O qué hay dentro de la vida, qué me espera en el camino, qué acontecimiento, realmente para qué estoy aquí. No doy por sentado que yo nací para tocar música, aunque soy plenamente feliz. La vida es demasiado misteriosa y profunda como para que yo, desde donde estoy parado ahora, diga: nací para esto.

–¿Ni siquiera cuando está en el escenario?

–Cuando estoy en el escenario no estoy pensando, es un momento maravilloso, sin pensamiento, una totalidad con el sonido. Pero cuando vuelvo a lo ordinario y lo cotidiano no doy por sentado que es mi lugar en el mundo. No limito mi lectura de la existencia a que ya lo tengo resuelto. Al revés: a medida que camino, es cada vez más amplio, asombroso e insondable el camino. ¿De qué se trata esto? No lo sé. Mientras tanto, sigo caminando, lo mejor que puedo.