LITERATURA › OPINIóN
› Por Selva Almada *
De ganados y de hombres, de Ana Paula Maia (Eterna Cadencia), es uno de los libros más conmovedores que leí este año. Quizá la esencia de esta novela podría resumirse con una canción: “¿Alguna vez te miró una vaca de frente?”, de Miguel Abuelo, o con dos: “El marronero”, de Alfredo Zitarrosa. Ambientada en el duro sertón brasileño, esta novela breve, narrada con un estilo limpio y preciso, se mete en el mundo de los hombres y del trabajo. En este caso, del trabajo en un matadero de vacas. En un marco realista, con escenas tan descarnadas que hasta es posible oler la sangre, el cuero, la mierda de los animales, Maia introduce sin embargo un evento extraño: el ganado, tan predecible, de golpe empieza a tener un comportamiento inusual. Será su protagonista, Edgar Wilson (en homenaje a Poe, escritor admirado de Maia), quien advierta que algo en el orden natural de las cosas se ha roto y que ya no será posible volver iguales de allí.
Hace algunos años que le sigo la pista a la poeta cordobesa Elena Anníbali. Desde que me topé azarosamente con algunos poemas de su libro Tabaco Mariposa, Anníbali me atrajo por la belleza y la dureza de sus versos. Este año se publicó La casa de la niebla (Ediciones Del Dock), un libro divido en tres partes: la primera, que da título al volumen, se construye en torno a la muerte de un muchacho en un accidente automovilístico: es una serie de poemas narrativos que trae los ecos de Tabaco Mariposa. Sin embargo, en las otras dos partes, esta voluntad de contar se va desgranando, diluyendo, abriendo a un universo más brumoso, más complejo para el lector. Tuve la suerte de escuchar, luego de leer este libro, los poemas en los que Elena Anníbali está trabajando ahora y por eso me atrevo a decir que estas dos partes del libro son una especie de transición, de zona indefinida para lo que sigue en la obra lúcida al tiempo que desquiciada de esta poeta.
Por último un libro que acaba de publicar la editorial Conejos: Chuan, la notable primera novela de Luciana Czudnowski, que narra las aventuras de una nena de 11 años enamorada del chino del supermercado de su barrio. Construir la voz de un personaje niño siempre es un riesgo y en la mayoría de los casos este riesgo está destinado al fracaso. ¿Cómo hacer para que esa voz resulte verosímil? ¿Cómo mira el mundo un chico? ¿Cómo lo cuenta? ¿Qué palabras elige, qué pensamientos o conclusiones pueden cocinarse en una cabeza que no lleva en este planeta más que unos pocos años? No sé cómo se hace, pero cuando esto se logra está clarísimo. Chuan lo consigue con un pulso formidable. A través del humor negro, las escenas desopilantes, los comentarios ácidos, acompañamos a la protagonista (cuyo nombre nunca sabremos) en un viaje iniciático inolvidable.
* Escritora, autora de El viento que arrasa.
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