“Estaba husmeando en una librería de Barcelona en la que acostumbro perder el tiempo cuando me cayó en las manos un ejemplar de La Metamorfosis en el que también había otros relatos editados. Al llegar a casa empecé a leer el cuento ‘Informe para una academia’ y me atrapó”, cuenta Ivan Benet, actor de la obra del mismo nombre. Decidió buscar el original en alemán y traducirlo para ‘desatascar’ su alemán, que desde hacía años estaba estudiando. “Mientras iba traduciendo las ideas no cesaban, empezaron a aparecer imágenes y necesidades”, desliza. “El teatro posee una capacidad esponjosa de absorber otras disciplinas artísticas e incluso de darles aun más vida.” Benet es dirigido por Xavier Ricart. Es relevante la música, a cargo de Sílvia Pérez Cruz.

“Decidí poner en escena a Kafka por necesidad, quería transmitir la misma sensación que siente un niño al quedar atrapado dentro de un cuento. Y al mismo tiempo me parecía un reto enorme. Las palabras de Kafka parecen difíciles, cada frase contiene una reflexión filosófica, pero al mismo tiempo contiene grandes dosis de humor. Quería explorar las dos sensaciones unidas: profundidad filosófica y humor”, se explaya Benet, que cuenta que la obra se gestó en el comedor de su casa. Aborda la vida de un simio africano que se humaniza y triunfa en el mundo del espectáculo. El personaje destaca lo que ha ganado y perdido en su proceso de humanización. Las funciones son el viernes 5, el sábado 6 y el domingo 7 (a las 20, 23 y 19 respectivamente).

–¿Cuáles son los ejes en esta versión?

–La grandeza del texto de Kafka permite múltiples lecturas que de algún modo pretendemos preservar. No queremos apostar por una de las lecturas, simplemente poniendo foco en la contemporaneidad del texto y la excepcionalidad de su evolución permitimos que el espectador circule por las dudas que plantea Kafka alrededor de la idea fundamental de la obra: la libertad humana siempre es limitada, para vivir hay que adaptarse hasta el punto de dejar de ser uno mismo. El sentido del humor de Kafka es desternillante. Que un simio capturado por humanos acabe dedicándose al mundo del espectáculo con gran éxito para sobrevivir en un mundo de humanos y dé una conferencia cantándoles verdades como puños me parece de una ironía escalofriante.

–¿Cuál es su reflexión sobre el teatro catalán actual?

–La crisis en España ha afectado mucho en todos los sectores, el mundo de la cultura está muy castigado. En Cataluña hay un nivel excelente de profesionales, pero la confianza en espectáculos fuera de lo común, en lenguajes nuevos, escasea. Tenemos que recuperar al público que prefiere quedarse en casa viendo una gran serie, sentarlo en la butaca y dejarlo clavado. Y para seducirles hay que ofrecerles propuestas únicas. Me gustaría que el teatro catalán se llenara de propuestas en las que no hiciera falta que un gran nombre fuera imprescindible para llenar la taquilla, desterrar esta idea y favorecer la proliferación del espectador curioso.