Lo sucedido el 21 de enero de 1991 en la cancha de River sigue dividiendo aguas: aún hay quienes insultan a Prince por los escasos 77 minutos que duró el show, y aún hay quienes defienden la enorme calidad de esos 77 minutos (la cifra no es caprichosa: hay una grabación pirata que la confirma). Lo cierto es que Prince, disconforme porque las 25 mil personas no respondían con el fervor que pretendía, cortó su show después de “Thieves in the temple” y “Baby I’m a star”, y cuando quedó claro que no volvería, buena parte de la popular estalló en los inolvidables cánticos de “El negro nos cagó, el negro nos cagó” y “Olé, olé olé olé, Saddam Hussein” (la Guerra del Golfo estaba en pleno auge).

Ambas cosas son ciertas: el show fue breve, el show fue soberbio. Junto a una banda en la que brillaban el guitarrista Levi Seacer Jr., el baterista Michael Bland y la cantante Rosie Gaines, Prince bailó, descosió la guitarra y el piano y dejó caer grandes versiones de “Kiss”, “Purple rain”, “The question of U”, “Take me with U” y una deformadísima “Nothing compares 2 U”. Pero siempre quedaron ganas de una revancha que ya no podrá ser.