- “Era un cordobés con una línea preciosa y el libro se lo había sacado él sólo, 200 ejemplares, ¿dónde vas a encontrar eso? ¡Acá!” Quien lo decía no era un veinteañero del under entusiasmado. No. Era Kuki Miller, cabeza de Ediciones de la Flor, quien se acercó a Crack Bang Boom por primera vez, acicateada por la insistencia del periodista especializado y distribuidor Andrés Accorsi. Miller llegó sin anunciarse, se sorprendió por la magnitud del evento y la variedad de material, elogió lo conseguido y reconoció su entusiasmo a Página/12.

- “A nosotros nos sorprende que algún argentino pueda plantearse si su historieta existe, si ustedes no hubieran renacido en Uruguay nosotros no existiríamos”, declaró el guionista y editor uruguayo Roy Leguisamo, tras escuchar el álgido debate del sábado sobre la historieta argentina.

- “Antes de llegar a las grandes editoriales internacionales, lo más normal es hacer fanzines, pasar por las editoriales locales, hacer trabajos autogestivos. Hay que formarse. Es posible llegar, si tenés pasión, talento y trabajás. Pero quizás en el camino descubras que no querés más dibujar para Marvel o DC, porque con ellos nunca vas a ser dueño de tu obra”, recomendó el editor Olivier Jalabert a un asistente a su charla, atribulado por la ineficacia de sus muestras para editoriales norteamericanas. Además, Jalabert contó que durante su paso por Buenos Aires visitó la ex ESMA. “Vine buscando todo tipo de material, pero tras pasar por ahí, conocerlo y ver en persona lo que sabía de lo que había sucedido, ahora me gustaría publicar alguna novela gráfica que refleje eso”, señaló al auditorio repleto.

- “Yo crecí como periodista a la par de Crack Bang Boom”, aseguraba visiblemente emocionado Mariano Abrach, editor de La Brújula y uno de los responsables de la Radio CBB, otra de las novedades de esta edición. Con 29 años, el derrotero periodístico de Abrach se abre a otros temas, pero es buena muestra de lo que la convención significa para otros interesados en el mundo de la historieta: la posibilidad de llegar como fan y encontrarse un día presentando un libro concertado en los pasillos repletos de cosplayers o como conferencista en ese mismo escenario.