Esta edición de Pantalla Pinamar comenzó con una fuerza inusitada por el interés del público, que gracias al fin de semana largo, el precio de las entradas y su difusión hace prever una asistencia superior a la de las dos ediciones anteriores. El homenaje a Carmen Maura provocó el lleno de la sala Bahía –la mayor de las dos en que se realiza el encuentro–, para un tributo que incluyó la proyección de Reinas, de Manuel Gómez Pereira, con varias actrices españolas y la argentina Betiana Blum. El film narra el encuentro de varias madres de chicos gay en momentos en que en la península se celebraba el primer casamiento legal colectivo entre personas del mismo sexo, y divierte con pasos de comedia.

A la misma hora y en la sala contigua –algo sin solución aún en el encuentro, la proyección simultánea de dos títulos de interés que luego no se repiten– se vio La segunda noche de bodas, de Pupi Avati, con notables actores prácticamente desconocidos: la historia se desarrolla tras la Segunda Guerra y muestra a un puñado de personajes que tratan de huir, por cualquier medio, de la miseria; entre ellos, un desaforado ladrón (Neri Marcoré) capaz incluso de prostituir a su madre (Katia Ricciarelli). Por otro lado, un pequeño propietario de la Puglia (Antonio Albanese), ex internado de un manicomio y con las facultades mentales disminuidas, se dedica a desarmar bombas que no han explotado porque, dice, “todos prefieren que lo haga yo antes de poner en peligro a alguno normal”. La virtud de Avati, también guionista, reside en haber recuperado la típica forma de narrar la comedia a la italiana como lo hacían los maestros populares de los ’50 y los ’60 –Pietro Germi, Antonio Pietrangeli, Mario Monicelli– y mostrar las peores cosas con humor.

Otro hecho auspicioso fue la exhibición de seis cortos de alumnos de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc), dependiente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Las características comunes del lote son a priori conocidas por quienes se han contactado con el cortometraje joven actual, sea de la Enerc, la Fundación Universidad del Cine o de particulares: desinterés por lo social y colectivo, buen uso de la cámara, finales abiertos e interminables títulos de cierre. Entre los títulos presentados se destacó Los visitantes, de Lautaro Brunati, sobre guión de Debora Venturi Coria, sin duda el mejor narrado de todos, que incurre en el género del horror con recursos conocidos pero de cualquier modo efectivos. Otros fueron La vanidad de las luciérnagas, de Gabriel Stagnaro; Trillizas propaganda, de Fernando Salem; Corte final, de Susana Leunda; El secreto de la sangre, de María Victoria Andino, y La profesora, de Julio Midú.