–Hilda Sabato señaló en una entrevista que sus libros eran “la historia de Billiken...”.

–No leo Perfil ni a Hilda Sabato. No le contesto a alguien que se maneja con agresiones; puedo contestar críticas que tienen un aporte intelectual para mi trabajo. Además, hay una diferencia fundamental entre mis críticos y yo: ellos se ocupan de mí, yo no me ocupo de ellos. Esta señora habla de Billiken, pero ella hizo una crítica de mi programa, Algo habrán hecho, en la que demostraba que no lo había visto, y decía que al guión le faltaba el crescendo. Y como sé de guión y de cine porque estudié, a diferencia de ella, el crescendo se aplica a los guiones de ficción y no a la recreación histórica, porque no se puede cambiar el orden de los sucesos para darle más credibilidad al relato. El crescendo tiene que ver con la tensión dramática y se usa en el cine y en las series de TV. Quiso utilizar un término como diciendo “yo sé de esto”. Pero no me quiero ocupar de ella, ya bastante se ocupan sus alumnos en los blogs, denunciando que no enseña la Semana Trágica o que ignora el movimiento obrero argentino en sus clases.

–¿Qué responde cuando le achacan que por hacer divulgación histórica pierde rigor?

–Tanto Romero como Sabato, que manejan la facultad y hacen negocios con las becas, tienen algo en común: ninguno leyó un libro mío. En general me critican cuando aparece el programa de TV, porque les da fiaca leerme. Mis libros están documentados, en éste hay más de 300 citas bibliográficas; que lean mis libros y después sería interesante debatir. El problema es que la gente no lee sus libros. Hace poco estaba en una charla en Córdoba y un señor me preguntó qué opinaba de la crítica de Romero. La gente empezó a codearse y a preguntarse “quién es Romero”. No quiero estar entre ellos, no me interesa el lugar académico que me puedan brindar.

–¿No quiere ser reconocido por la Academia?

–No, mientras presida la Academia (César) García Belsunce, ¿para qué quiero estar ahí? Estamos hablando de gente vinculada con la dictadura, que avaló la represión... ahí no entro, no es mi lugar.