Martes, 9 de enero de 2007 | Hoy
LITERATURA
Es muy fácil darte cuenta cuándo tu novio te va a dejar. Es como en el resto de los acontecimientos de la vida. Nada cae del cielo de repente, de improviso, pataplum. Abrís el botiquín y ya no está el desodorante. Lleva su tiempo, su vuelo, su aterrizaje, su germinación y putrefacción. Pum, pum, pum, pataplum. No es un golpe seco que sale quién sabe de dónde. Nada que ver. Es un pausado abrir y cerrar de ojos, un pestañeo en cámara lenta. Con un poco más de atención y estado de alerta constante, focalizando, veríamos que esas sorpresas también siguen la lógica de la causa y el efecto, la semillita y el arbolito, el huevo y el tordo. Es un proceso lento, acelerado, hasta que llega un momento en el que tu pareja se harta de vos y te deja... Es muy fácil darte cuenta cuándo tu novio te va a dejar porque intenta vivir en aparente serenidad, mientras los detalles se tornan grotescos, multiplicándose como en esos documentales sobre células fagocitadas. Critters. En cualquier circunstancia, en cualquier sitio, de cualquier manera, sus movimientos se vuelven aleatorios, inconexos, ridículos. Sin embargo tienen su lógica. Dice que va a la casa de su madre, llamás por teléfono, ella atiende y confiesa que no lo ve desde el fin de semana. Lógica. Sigue la lógica que tiene el mundo cuando tu pareja te va a dejar.
Fragmento de Sólo te quiero como amigo.
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