- Hay que pegar el grito. Reemplazar a Julio Mahárbiz en el tradicional grito Aquí Cosquín, por lo visto, sigue siendo un problema a resolver. No todos los cantantes convocados aceptan el convite. Raly Barrionuevo se asustó, y después lo confesó en su actuación. En la apertura, Jorge Rojas tuvo que maquillar el sonido, con una ayudita de la reverberancia en el micrófono. Rubén Patagonia la llevó bastante bien. A Antonio Tarragó Ros, el miércoles pasado, “le tembló la pera”, como dicen por estos pagos. La Sole tuvo ventaja de género, por ser mujer. Hasta el jueves pasado, la única que se lució fue la sanjuanina Claudia Pirán, que se tomó su tiempo y “cantó” el Aquí Cosquín, capital nacional folklore, completo y sentido. Anoche se esperaba el grito coplero de la salteña Mariana Carrizo, otra mujer con fuerza. Por aquí nadie extraña a Mahárbiz, pero qué bien pegaba el grito...

- Cosquín electoral. El escenario de Cosquín siempre es bueno para venir a mostrar la cara, y en un año electoral, algunas caras se multiplican. El primero en llegar fue el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota, junto a un grupete de funcionarios que traían en el bolsillo del saco un subsidio para cambiar el telón del escenario el año próximo. El ministro de Educación y ahora candidato a jefe de gobierno porteño Daniel Filmus, que vino a promover el Plan Nacional de Lectura, tuvo la suerte de que Víctor Heredia lo invitara a subir a la plaza, en plena actuación. Volvió a subir con su colega Ginés González García, en campaña con el plan “Argentina camina”, para recibir premios de manos de funcionarios locales. Menos suerte tuvo la presidenta del Inadi, María José Lubertino, que debió conformarse con algunas fotos y con pasearse por los pasillos de la plaza.

- Hagan sus apuestas. Todos los años, los premios Revelación y Consagración, con los que este festival bendice a los artistas más destacados de la edición en la última noche, habilitan las apuestas y los corrillos. Todos llegan con la pregunta: “¿Quién suena para Consagración?”. El que viene sumando porotos es Leandro Lovato, un violinista y cantante rosarino que muestra un repertorio de lo más santiagueño, desplegando un arsenal de efecto aeróbico que incluye corridas de punta a punta en el escenario. Otros se inclinan por la consagración de figuras más instaladas como Raly Barrionuevo o Rubén Patagonia, o de otros que cayeron bien en la plaza como Los Huayra.