El telón de azúcar se estrenó en septiembre en el Festival de Toronto: “Fue una acogida muy bonita”, dice Guzmán. Entonces, Berlín se interesó por el film, que pasó a 35 milímetros y a ganar un fondo de posproducción. “La presentación en la Berlinale fue hermosa. Fue la recepción más bonita que ha tenido en público. Allí se me acercó una mujer de la Alemania democrática y me dijo: ‘Yo crecí igual que tú, fui feliz también, gracias por la película. Alguien tiene que contar esta historia en Alemania’”. Luego anduvo por París, Toulouse, Guadalajara; Guzmán viene llegando del Festival de Estambul. “Llego muy impresionada porque todo el mundo conoce Cuba. La sala estaba repleta, y yo no me esperaba algo así. Hubo mucho interés por la película, un debate lleno de preguntas. Todos quieren saber más, pero en términos de acogida, la que más me ha tocado es Berlín. No sabía que el tema fuese tan presente. Había salas gigantescas que se llenaron todas y todos hablando de las cosas positivas, lo que me da mucho placer”.

–¿En Cuba se vio?

–Estamos en el proceso de inscripción para el Festival de La Habana, en diciembre, que tuve que saltear el año pasado para poder ir a Berlín. Lo que ahora más deseo en el mundo es presentar esta película en Cuba. Hace muchos años que no estoy en La Habana para el festival.