Después de Yo, presidente, Cohn y Duprat están a punto de embarcarse en su segundo largometraje. Y en esa búsqueda estética de lo desconocido, los productores están en plena etapa de preproducción de una película que deambula entre la ficción y el documental, en un registro basado centralmente en la composición de la imagen. “Es un ejercicio de encuadre, imagen y sonido, en la que el punto de vista del director conforma un tono muy particular”, empieza Cohn tratando de explicar el proyecto. “Es una película de sensaciones, en la que en su integridad entre el movimiento de la cámara y los objetos enfocados se encuentra una armonía muy palpable. Más que un film, es un tono musical”, se suma Duprat. Con la idea de comenzar a rodarlo en julio, el film transcurrirá en el submundo que toma vida cuando las luces de los shoppings se apagan, centrando la cámara en el tedio diario de un guardia de seguridad del vestuario de un centro comercial en la Argentina. “Es un film en el que la paranoia, el miedo y la seguridad están latentes y tensionan al espectador”, cuentan. La película, en la que el sonido ambiente se conjugará con la música “de un histórico músico argentino”, estará conformada por no más de veinte planos-secuencias. “Es un modo narrativo libre y distinto, donde tiene mucha presencia el encuadre: el editorial lo pone la ubicación y el recorrido de la cámara”, subraya Cohn. “Algo así como una experiencia de cine total, o cine 360º, donde los cinco sentidos participan en el encuentro entre la obra y el espectador”, arriesga Duprat. “Es muy complicado de explicar”, concluyen, como no podía ser de otra manera, a dúo.