“Espero que la película sea una fotografía con muchos colores y no una fotocopia trucha”, reflexiona Andrea Prodan, y la referencia va directo a dos antecedentes que pretendieron reproducir la vida del líder de Sumo. O parte de ella: el programa televisivo Sin condena, de Rodolfo Ledo, y el film Luca vive, de Jorge Coscia. “La de Ledo la vimos en la casa de Sokol en Córdoba. Nos causó mucha gracia ver quién actuó de quién (Luis Luque fue Luca) y cómo interpretó cada papel. Era bueno, porque era gracioso”, evoca Timmy. “‘O llorás o te cagás de risa’, pensamos en ese momento. Estábamos entre esos dos límites, porque esa tira pecó de una superficialidad casi risible. Yo no sé quién puede interpretar a Luca realmente... Tal vez pensaban igual los padres de Jim Morrison sobre la película de Oliver Stone”, agrega Prodan. Espina opina que Luca vive no es mala, pero marca un detalle. “Lo que es asqueroso es que sea ‘la’ película de Luca. El actor (Daniel Ritto) que venía a vernos y nos decía, tocándose el pecho, ‘yo al personaje de Luca lo tengo’, fue de una superficialidad irrespetuosa. Era un maniquí. Así no puede ser contada la vida de Luca. De hecho, el público de Sumo y el de Las Pelotas le dio la espalda, porque no es tonto.”

–El pasado les anota un buen poroto, entonces...

A. P.: –No tanto. Yo creo que ya hay una película que cuenta la historia de Luca: Atrapado sin salida. Jack Nicholson es Luca y la historia son los varios manicomios que Luca recorrió en su vida: el ejército italiano, mi familia, la dictadura Argentina, el aburrimiento de Tarquinia. El era un catalista de puta madre, y en cada lugar que llegaba sembraba reacciones de todo tipo. Cuando veo a Nicholson despertando a los locos a su libertad, lo asocio con mi hermano, porque la sociedad finge que lo quiere. Así como algunos músicos acá ahora dicen “grande Luca”, pero en su momento era un hinchapelotas que les cagaba el negocio.