YouTube quedó implicado, durante el mes pasado, en dos controversias políticas. La primera se dio en Tierra del Fuego, cuando apareció en la red un video que comprometía al candidato a gobernador por el Frente para la Victoria, Hugo Cóccaro, y a su compañera de fórmula, Rosana Bertone. El video se vio por primera vez el jueves 14 de junio, en pleno auge de la campaña proselitista, y presentaba a la candidata hablando de su coequiper como “un tipo que mandó matar gente”. Al otro día, el viernes, el servicio de Internet local fue saboteado. Bertone debió salir a dar explicaciones, y afirmó que no sabía si ésa era su voz.

El impacto del portal de videos online también alcanzó a los elegantes salones europeos de la Comisión Europea en Bruselas. Un simple clip de 45 segundos, cuya producción costó a la organización apenas 350 dólares (una ganga para semejante institución), causó un escándalo internacional. Es que los 45 segundos formaban parte de una serie de cuatro videos que la Comisión Europea publicó en la red para promocionar el cine del bloque, y ese clip reunía escenas de sexo de películas de directores europeos como Pedro Almodóvar, Wolfgang Becker o Bernardo Bertolucci. Aunque estaban en la red desde febrero, no se supo de la autoría de los videos hasta que el diario británico Sunday Times reveló que el canal en que se distribuían pertenecía a la sueca Margot Wallström, vicepresidenta de la CE. Desde la oposición la crítica no se hizo esperar: “Escenas de sexo desmedidas”, se quejó la diputada europea por Alemania, Doris Pack, de la Unión Demócrata Cristiana.

El video fue imitado por otros usuarios, en YouTube, con una leyenda que dice: “Esto no es un comisario de la UE con su jefa de gabinete en una habitación de hotel”, en alusión a las presuntas aventuras sexuales del comisario de Industria de la Unión Europea. Secretamente, en la Comisión, agradecieron la publicidad gratuita: derivó una notoria atención al Programa de Medios europeo y el costo fue mínimo en comparación con el alcance obtenido.