Desde Singapur, a través del e-mail –una herramienta que no es ajena a su película–, el director Eric Khoo (42 años) contestó para Página/12 algunas preguntas sobre el cine de su país y su tercer largometraje, Be With Me.

–¿Cómo funciona la industria del cine en Singapur y cuál es su lugar en ella? ¿Se estrenó esta película en su país?

–En caso de existir, nuestra industria del cine todavía está en una etapa primaria. En los años ’50 y ’60, Singapur tenía una industria mucho más saludable, con películas que se veían en nuestros países vecinos, como Indonesia y Malasia. Yo me las ingenié para revivirla un poco con mi primer largometraje, Mee Pok Man, allá por 1995. Be With Me fue elogiada por la crítica y muy bien recibida por el público de Singapur, por lo que recibí la máxima distinción artística de mi país, la Medalla de la Cultura, que entrega el presidente.

–¿Por qué decidió fusionar documental y ficción?

–Sentí que la historia de Theresa no debía ser ficcionalizada porque hubiera perdido su fuerza y que aún así podíamos sumar otros tres actos, relacionados con las distintas etapas del amor, en la adolescencia, en la madurez y en la vejez.

–En la película también conviven nuevas tecnologías (celulares, SMS, smileys) con las del pasado. ¿Cómo pensó este diálogo?

–Como una dialéctica entre lo viejo y lo nuevo. También quería hacer una película que fuera casi muda. Y la comida es otra herramienta de comunicación en Be With Me. Decidimos esto con mi guionista desde el primer día, que la comunicación no debía ser necesariamente verbal.

–¿Qué filmó primero, la historia de Theresa o la de los otros personajes?

–Filmamos a Theresa primero, porque es la historia más importante de la película. Y después filmamos las otras. En total, no nos llevó más de quince días. Fue magnífico filmar en high definition, porque me permitió ser muy espontáneo en el set. Cuando aparecían ideas que no estaban en el guión directamente las filmaba todas.