En el stand argentino todo está dispuesto como para quedarse en ese living, aunque en la carpa hace calor. Dos sillones, una mesita, muchas plantas y una cálida hospitalidad, mate incluido, invitan a escoger algunos de los libros, a sentarse y a olvidarse de la humedad, de los mosquitos (que abundan), del calor y de la lluvia. En los anaqueles hay libros de poesía, narrativa, crítica literaria, el catálogo editado por las Madres de Plaza de Mayo, y un texto inédito sobre Simón Rodríguez, escrito por León Rozitchner, que trajo especialmente la Biblioteca Nacional, junto con los ejemplares de la colección Los raros, y otros libros y revistas. Marcelo Gilardoni, agregado cultural de la Argentina en Venezuela, confirma que los libros del stand argentino serán donados a la Biblioteca de La casa del obrero, en Catia, una zona popular en el oeste de Caracas, en el municipio Libertador. Esta casa es un centro cultural que funciona hace 40 años, donde también se proyecta realizar la Sala Incaa, ciclos de cine latinoamericano, político y de derechos humanos programados por el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales de la Argentina. “Los venezolanos nos pidieron que invitáramos a una delegación de escritores y artistas que sea como un paneo de la cultura argentina”, confirma el agregado cultural.