Se escucha en la escuela de Laura Fidalgo, entre uno de los pasillos y el aula de danza jazz:

Julieta: –Se me ocurrió venir porque queda cerca de mi casa.

Natalia: –Tengo experiencia en danza árabe, en fiestas pagas: pero está de moda y no me gusta. Prefiero a la vedette, porque tiene un poco de baile y un poco de sex symbol..., actitud. Acá hay clases más dedicadas a la actitud, a la elongación. Baile del caño, sólo en la intimidad.

Natalia (II): –Hay chicas prefabricadas, con mucho Photoshop encima. Las meten para aprender a bailar, pero no son bailarinas. Yo quiero ir al IUNA porque lo siento; no voy a ganar plata a lo de Tinelli, ni a ser famosa.

Julieta: –Lo que más me cuesta es el contrapaso, ir para atrás.

Laura (profesora): –Algunas tienen una sensualidad natural que ni siquiera se transmite. Hay cosas actitudinales que todavía no hemos trabajado. Las hacés caminar y ves cuál es cuál. Hay una cosa muy femenina, suelta y relajada en las caderas; es lo que da la sensualidad. Pero las adolescentes vienen con muchos problemas de espalda: cargan mochilas pesadas todo el día.