En una de las ferias más populares de Latinoamérica, en el Parque del Este caraqueño, los venezolanos asistieron a una conferencia en la que se revisó el surgimiento de las bibliotecas y las prácticas culturales para la creación de lectores. “Las bibliotecas nacionales de nuestros países han nacido de la mano de convulsiones sociales y políticas. Fueron el fruto de los procesos emancipatorios del continente, bajo el signo de la Ilustración”, dijo Sebastián Scolnik, coordinador del área de publicaciones de la Biblioteca Nacional (BN). Scolnik recordó que en medio de las guerras, los independentistas pensaron en construir bibliotecas como tarea cultural prioritaria para la revolución en ciernes. “No habría una victoria militar que no estuviera, al mismo tiempo, sostenida en una emancipación cultural”, subrayó. Con esa marca “expropiatoria y jacobina” nació la Biblioteca Nacional argentina, “una institución que nunca estuvo a resguardo de las vicisitudes políticas de la historia”.

Borges, director de la Biblioteca en 1955, en medio de una sociedad dividida, y Paul Groussac, ofrendaron “la más maravillosa teoría sobre las bibliotecas que se haya escrito”, afirmó Scolnik. “Los dilemas de la catalogación encuentran, según el autor de El Aleph, una infinitud expresada en cada uno de los volúmenes de los secretos y misteriosos anaqueles.” Como actores centrales de los dilemas históricos, las bibliotecas “ofrecían mundos posibles a través de sus papeles, hoy amarillentos”, planteó el coordinador del área de Publicaciones de la BN. En opinión de Scolnik, las fenomenales invenciones técnicas contemporáneas imponen enormes desafíos para las bibliotecas, que vuelven a estar en peligro, no solamente por el carácter bélico que distingue a esta época. “Hay dos generaciones que han aprendido más del mundo a través de los medios técnicos que de las formas de vida que hemos conocido nosotros. Algunos, sin duda muy osados, las llaman generaciones postalfabéticas, por sus experiencias ligadas al consumo masivo de signos e imágenes que proliferan de modo caótico y a velocidades vertiginosas.” Lejos de postular una nostalgia por el mundo letrado y por la imagen del lector solitario frente al libro, Scolnik aseguró que el desafío consiste en poder dialogar con estas generaciones. “Las bibliotecas pueden asumir un lugar profundamente innovador en el contexto contemporáneo y decidir qué hacer con los fondos que las constituyen”, opinó el coordinador del área de Publicaciones de la BN. “Las bibliotecas deben crear sus lectores, puesto que ya no pueden presuponerlos –advirtió–. Es necesario reinventar la labor bibliotecaria”, concluyó.