Antes de tomarse unas vacaciones, Bocca dejó una carta para tranquilizar a los fanáticos y dar un empujoncito a este Ballet Argentino, ahora renovado y desdoblado, que no contará más con su presencia, al menos arriba del escenario. Así se expresaba Julio respecto del futuro de la compañía que él mismo imaginó y llevó adelante: “Fueron varios los motivos que nos llevaron junto a Eleonora Cassano y hace ya más de 15 años a fundar el Ballet Argentino. Pero el principal fue el poder tener un vehículo que sirviera para mostrar en todo el mundo la calidad de nuestros coreógrafos y bailarines, avalado con nuestra presencia y prestigio como primeras figuras y la facilidad que teníamos gracias a eso de viajar por los cinco continentes llevando programas elegidos especialmente por y para nosotros, de manera de no depender de contratos con otras compañías ni de programas armados en el exterior que no se consustanciaran con nuestros deseos de bailar lo que nos hiciera verdaderamente felices sobre el escenario. De esa manera, logramos además de lucir el talento de la compañía en más de 150 funciones anuales, llevar ritmos como el tango y el folklore con coreografías contemporáneas tan depuradas como las de Ana María Stekelman, mezcladas con otras de Oscar Araiz y Mauricio Wainrot, sin dejar de lado –por ejemplo– las clásicas opciones de Petipa, Balanchine o Mac Millan, o llevar a cabo superproducciones como Kuarahy, El hombre de la corbata roja o Adiós hermano cruel (...) Ahora, el Ballet Argentino inicia una nueva etapa que entraña un nuevo desafío y que es la de continuar demostrando su valía sin mi presencia como primer bailarín (...) Como verán, mi retiro está referido solamente a mi tarea sobre los escenarios, ya que debajo de ellos seguiré trabajando con el mismo ahínco y la misma alegría con que lo hice hasta el 22 de diciembre pasado. Ese será también otro interesante desafío para mí”.