Desde Punta del Este

La vida de Gabriela Liffshitz, o mejor dicho, los últimos días de su vida, quedan retratados en Bye Bye Life del médico, piloto, actor, productor y cineasta Enrique Piñeyro (Whisky Romeo Zulu), trabajo que forma parte de la competencia oficial de documentales, que entregará su premio el sábado. Es un ejercicio documental, casi podría decirse un ensayo, sobre el último fin de semana de la escritora y fotógrafa Liffshitz que terminó retratando su propio cuerpo luego de vivir una mastectomía producto de un cáncer de mama, que terminó con su vida. Bye Bye Life pone en evidencia el tema de la muerte, desde un digno lugar: el de la calidad de vida, el del humor negro de quien está viviendo sus últimos momentos, que permite digerir un tema tan áspero como poco documentable puede ser. El film fue, de hecho, lo último que hizo Gabriela Liffshitz, ya que filmó un fin de semana las conversaciones principales y la última cena (la última escena) fue el epílogo de su vida, quien unas horas después entraría en coma. “Es una persona que eligió pasar sus últimos días en el set y otra que eligió documentarlo.”

–¿Cómo era su relación con Gabriela Liffshitz?

–En el ‘95 había visto la foto de Lin Collman, una top model que había hecho tapas de Vogue, que tenía un cuerpo escultural, ella se hizo un cáncer de mama, se hizo mastectomía, después devino fotógrafa profesional y tuvo mucho éxito, y se sacó fotos desnuda sin un seno y me pareció un grito en soledad, en medio de este delirio de cirugías plásticas que deforman los cuerpos. Ella decía: “a pesar de mi amputación, sigo siendo erótica”. Después vino el accidente de Lapa, la movida legal, la película, y en el ínterin Gabriela hizo un libro con la misma idea, fotos de ella desnuda, sin senos, el libro se llama Efectos colaterales. Allí la llamé, y mi idea era trabajar con ella un film sobre los cuerpos. Pero cuando la contacté ya estaba muy mal, con metástasis por todos lados. Así que lo que iba a ser sobre los cuerpos, fue sobre la muerte.