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Viernes, 29 de febrero de 2008

CON SEXO EN VIVO SOBRE LA CALLE CORRIENTES

Desde la trastienda del pornodrama





El fenómeno del porno teatral, o Pornodrama, es el opuesto perfecto del retroceso y la baja visibilidad de los cines condicionados: una noche de jueves, sobre la avenida Corrientes, hay una cola que empieza en la puerta del Teatro Belisario y sigue hasta pasado el Paseo La Plaza. Las butacas no alcanzan y entonces se agregan almohadones para dar cabida a las parejas y los solitarios, y algunas señoras grandes que se dan pequeños empujones para entrar más rápido a la sala donde se exhibe el porno. No hay antecedentes ni experiencias simultáneas de “sexo en vivo” en la calle Corrientes, teatro off, excusa argumental. “Esto es teatro”, dice Alejandro Casavalle, el director, que imaginó la penetración de parado, de sentado y la fellatio en vivo, a metros de la fila uno, y no como sucesión de atracciones sino en el marco de una historia: una pareja visita a otra y comienzan intercambios sexuales entre hombres y mujeres.

Si bien Casavalle dice querer romper con el machismo clásico en películas, en la obra a ellas les toca complacer a los machos. La proyección de sus rostros congelados en pantalla gigante, un toque de qualité, en cuadros que parecen estar bajo influencia de Alejandro Doria en el viejo Atreverse, la música culta ilustrativa, el repentino vuelco a lo trágico sobre el final no ayudan a que la excitación fluya. Casavalle admite que una pareja del público tenía reservado el hotel alojamiento para después pero prefirió, tras la función, irse a un bar a conversar. Minutos antes de empezar, el elenco completo de Pornodrama II. Un esquimal se junta a conversar y refleja el nerviosismo de esta trastienda.

Alejandro Casavalle: –No haría nada que no sea con cuidados. Preservativos también. Pero todo lo que hago está cuidado.

–¿Llegan a orgasmos reales?

Carolina Refusta: –A veces sí, a veces no. La improvisación ayuda; hay momentitos para poder llegar a determinados estados. Estás actuando y estás viviendo. ¡Mucha presión!

Lizzy Pane: –Uno le presta el instrumento al personaje. Pero es teatro.

Juan Pablo Carrasco: –A veces nos permitimos improvisar un poco.

Pedro Di Salvia: –Pero vos vas a ver un orgasmo real, no hay duda.

Alejandro: –Estamos haciendo una función y trabajamos con la cuarta pared. El espectador quiere ver un hecho teatral. Si es sólo para ver porno, es preferible que se vayan a la calle Lavalle con una valija.

Juan Pablo: –De adolescente yo consumía mucha pornografía. Pero me cansó la escena del pizzero, y el taca taca taca. Para el hombre es más fácil porque se excita con lo visual, pero la mujer se excita con lo que siente.

Caro: –Yo he hablado con un psicólogo y es así. Es lo que nos pasa.

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