La presencia de nueva bibliografía asociada al Voynich coincide con el auge comercial de los libros que hablan de secretos o mapean lugares inexistentes. Acaso uno de los ejemplos más llamativos de esta tendencia sea la reedición en Europa del Codex Seraphinianus, un compendio ilustrado por el italiano Luigi Serafini a fines de los setenta que ha sido erigido en clásico por los amantes de la patafísica y el surrealismo. Alrededor del Códex también se ha creado un grupo de fans que lleva adelante las elucubraciones más insólitas, mientras el autor se resiste a contar qué quiso hacer con tanto gráfico inquietante y alega que todo le salió de manera espontánea. Un presente vacío de grandes relatos hace que cualquier elemento con apariencia enciclopédica reluzca como portador de respuestas trascendentes. En algunos casos, por suerte, tras ese brillo también acecha la belleza.