A la hora de abrir parte del archivo del INA al gran público, Daniel Teruggi (foto) dice que lo más difícil fue la negociación con los propietarios de los derechos. Fueron dos años de charlas y discusiones, primero colectivas (con las sociedades de autores musicales y autores dramáticos) y después con las federaciones de deportes, que, a pesar de lo que podría suponerse de acuerdo con el monto de dinero que se maneja en ese ámbito, resultaron más flexibles que los artistas. Como gestor de esos archivos, el INA se encarga de entregar a los dueños de los derechos el 8 por ciento de los ingresos por su uso en infinidad de aplicaciones y proyectos. “A medida que iban firmando diferentes asociaciones, el proceso se aceleró”, relata el Research Manager del Instituto. “Cuando el material se puso online, el sindicato que nos atacó fue el de periodistas, que reclamaban su propio 8 por ciento.” El planteo dio lugar a una negociación entre los periodistas y canales de radio y TV, que finalmente reconocieron el aporte de los profesionales a la producción de esos materiales. “Hoy prácticamente no quedan agujeros negros, y el INA paga todos los canon anuales que corresponde por la gestión de esos archivos a las sociedades correspondientes –detalla Teruggi–. Sólo existen casos de individuos, como Johnny Hallyday, que no pertenece a ninguna asociación: hay que negociar directamente con él.”