Dom 20.04.2008
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De sangre irlandesa y judía

Harrison Ford nació en Chicago y creció en Park Ridge, una pequeña ciudad de Illinois (a pocos kilómetros del estado de Indiana, por cierto). Es hijo de inmigrantes de segunda generación, irlandeses por parte paterna y rusos judíos por la materna. Dice que reconoce en sí ambas raíces. La irlandesa, “porque soy un poco rebelde y anarquista”; la judía, “por el alma y la sensibilidad de su cultura”. Su abuelo paterno, al que no conoció, fue actor de vodevil, y durante un tiempo su padre lo fue en la radio, aunque pronto lo dejó para montar una agencia de publicidad. Ford reconoce que, a pesar de llevar el gen en el ADN, tardó en sentir el llamado de la sangre. “No tuve ganas de actuar hasta que empecé a plantearme cómo quería ganarme la vida. Pensé que si lo conseguía, debía de ser una forma muy interesante de hacerlo. Y una vez que decido intentar algo es difícil que tire la toalla. Primero fui carpintero. Pasaron quince años hasta que empecé a ganarme realmente la vida como actor. Teniendo en cuenta que llevo cuarenta años de carrera, no está tan mal”.

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