OPINIóN
› Por Ariel Vercelli *
El concepto de “propiedad intelectual” es un oxímoron. Básicamente, la “propiedad” se refiere a la relación de las personas con las cosas materiales y, sobre todo, remite a la posibilidad que tienen los titulares / dueños de una cosa de excluir a otras personas de la relación con un determinado bien. Por ello, hablar de “propiedad” sobre bienes y obras “intelectuales” es, desde el inicio, excluir a un sector de la humanidad del uso y goce de ideas, lenguajes, saberes, conocimientos, bienes intelectuales que tienen un carácter común. Por ejemplo, el “derecho de autor” da a los autores/creadores cierto poder para que publiquen (o no) su obra intelectual y para que la exploten económicamente. Sin embargo, transcurrido determinado plazo estas obras intelectuales vuelven necesariamente a la cultura común, al acervo común, vale decir, al dominio público del cual una vez salieron. Por ello, creemos vital y muy importante festejar (más que la propiedad) la riqueza intelectual de nuestras sociedades. Se pueden encontrar más razones sobre la impostura de la “propiedad intelectual” en el “Manifiesto por la Librecultura” (1): “A lo largo de la historia muchos bienes y medios han sido llamados genéricamente como ‘bienes comunes’. Sin embargo, a diferencia del cercamiento sobre las ‘tierras comunes’, los bienes amenazados esta vez no tienen sólo una calidad material. Hoy la tensión política se da sobre la ‘liberación / apropiación’ de ‘bienes intelectuales comunes’ que pertenecen de forma incluyente a los seres humanos por su condición de tales”.
(1) http://www.librecultura.org/manifiesto.html
* Becario del Conicet, presidente de la ONG Bienes Comunes y Líder de Creative Commons Argentina.
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