ASTRONOMIA: SE VERA UNA LLUVIA DE ESTRELLAS FUGACES
› Por Mariano Ribas
La última visita del cometa Halley, allá por abril de 1986, comienza a ser un recuerdo lejano. Casi tan lejano como el propio cometa, que ahora, y luego de aquel fugaz momento de gloria, no es más que un bloque de roca y hielo, deforme y oscuro, vagando a más de 4 mil millones de kilómetros de la Tierra (cerca de la órbita de Neptuno). Y que recién volverá por estos pagos en el 2062. Sin embargo, muy pronto, todos podremos observar un notable fenómeno astronómico que tiene mucho que ver con el Halley: durante los próximos días, incontables partículas del cometa caerán sobre nuestro planeta, originando una tradicional lluvia de meteoros. Y esta vez, con una Luna casi en fase Nueva, las condiciones son especialmente buenas para disfrutarla.
Todos los años, a principios de mayo, la Tierra cruza la órbita del cometa de Edmond Halley (que no lo descubrió, como a veces se cree, sino que predijo su regreso, a mediados del siglo XVII). El cruce, de por sí, no sería especialmente interesante, pero ocurre que esa zona del espacio está sembrada de partículas de polvo y hielo que alguna vez pertenecieron al famoso cometa, y que por milenios se han ido desparramando a lo largo de su derrotero orbital en torno del Sol. La cuestión es que esas motas cometarias caen sobre la atmósfera terrestre a velocidades que asustan: casi 200 mil km/hora. Y por efecto de la terrible fricción con el aire, se queman produciendo montones de “estrellas fugaces”. O, lo que es lo mismo, una “lluvia de meteoros”.
En realidad, este inminente despliegue de pirotecnia celeste no es el único: hay decenas de lluvias de meteoros a lo largo del año, y en casi todos los casos se originan a partir de polvo de cometas. Pero la verdad es que, en general, son muy poco atractivas, especialmente las que pueden verse desde el Hemisferio Sur. En cambio, la lluvia “Eta Acuáridas”, tal como se la conoce en la jerga astronómica, suele ser realmente entretenida (el extraño nombre del fenómeno tiene una explicación: sus meteoros parecen brotar –porque es sólo una cuestión de perspectiva– de una región del cielo cercana a la estrella Eta de la constelación de Acuario). De hecho, es una de las dos mejores que veremos este año en la Argentina. A continuación, las claves para no perdérsela.
El show celeste acaba de comenzar y se extenderá hasta al 10 de mayo. Sin embargo, y por lejos, su parte más jugosa se centrará en las madrugadas del jueves 5 y el viernes 6: entre las 3 y las 7 de la mañana, los observadores situados en lugares alejados de las luces urbanas podrán ver un meteoro “Eta Acuáridas” cada 2 o 3 minutos. En las ciudades, en cambio, habrá que conformarse con uno cada 10 minutos (estos números son un promedio, porque suelen darse brotes aun más intensos, y también aburridas lagunas de inactividad meteórica). Sea como fuere, será una de las mejores chances del año para ver estrellas fugaces. ¿Cómo? No hacen falta telescopios ni binoculares. Al contrario: las lluvias de meteoros son ideales para disfrutar a simple vista. Sólo hay que elegir un lugar abierto y oscuro, sin luces de frente, y mirar hacia la parte más alta del cielo (por eso conviene abrigarse bien y recostarse sobre una lona o una reposera).
Un par de detalles finales: los meteoros “Eta Acuáridas” son muy veloces, brillantes, y suelen dejar llamativas estelas. Además, y esto es crucial, el pico de la lluvia casi coincidirá con la Luna Nueva, lo que nos garantiza un cielo sin el molesto resplandor lunar. En suma, si las nubes no nos estropean la fiesta, valdrá la pena salir a desafiar estas inusuales madrugadas de otoño. Y ante cada estrella fugaz que vea allí arriba, no lo olvide: son pequeños y preciosos recuerdos del cometa Halley.
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