Sábado, 8 de diciembre de 2007 | Hoy
“NUMB3RS”: LA MATEMATICA HECHA SERIE TELEVISIVA
Por Federico Kukso
“Usamos matemáticas todos los días: para predecir el tiempo, para medir la hora, para manejar dinero. La matemática es más que fórmulas y ecuaciones: es lógica, es racionalidad, es utilizar la mente para resolver los misterios más grandes que conocemos.” Con esta declaración de principios –mezcla de recordatorio y consejo para abrir los ojos y ver un mundo plenamente bañado por los números–, arranca cada capítulo de la serie televisiva Numb3rs, un extraño experimento televisivo que hace de los vectores, las ecuaciones y las probabilidades su protagonista. Porque en este programa que se codea hace cuatro años en la pantalla estadounidense con títulos pesados como Lost, 24, ER, Heroes y demás programas de fácil y rápida descarga en Internet, los actores de carne y hueso son casi extras.
La historia es simple y esquemática: el joven profesor de matemáticas Charlie Eppes (un todo en uno: genio, savant, curioso, joven incomprendido que cuadra con la figura del “geek”) ayuda a su hermano, el agente del FBI Donald Eppes (protagonizado por Rob Morrow, en su momento protagonista de una de las joyitas televisivas de los ’90, Northern Exposure) a resolver asesinatos, secuestros, robos, desparrames de epidemias, violaciones, seguridad informática y muchos etcéteras utilizando el arsenal teórico de la “reina de las ciencias”, la matemática.
A los elementos habituales del policial (la caótica escena del crimen, el cuerpo tirado en el asfalto, la cinta amarilla que separa a los curiosos, la luz estridente de las sirenas de las patrullas, el sospechoso y la dupla del policía bueno y el policía malo), se le suma en esta variante un elemento nuevo, casi ajeno: el pizarrón atiborrado de fórmulas, ecuaciones, gráficos, parábolas y letras griegas, únicamente leído, interpretado, comprendido por el detentador del saber, Charlie Eppes, que con su mirada lateral le agrega el factor gotcha! (el “¡te encontré!”), tan propio de toda trama ensardinada en menos de 60 minutos. El matemático –retratado como es habitual en la ficción norteamericana como aquel que vive en su propio mundo, sin mucha vida social, sin hobbies más allá de los números mismos– se ubica en la línea del “explicador”, aquel personaje casi estereotipado que con la autoridad propia de aquel “que sabe” (su saber es el detonador que hace que los otros, los demás agentes del FBI, le presten atención) describe, detalla, cuenta y abre un mundo cerrado –el mundo matemático– frente a los ojos de quienes ven esta ciencia ubicua como el campo exclusivo de ciertos elegidos y escuchan términos técnicos como si fueran palabras de otro idioma.
En Numb3rs, en efecto, el matemático cumple el rol de develador de misterios que ocupa el forense en CSI (en todas sus variantes: la original, NY y Miami); es aquel que ve donde los demás pasan de largo la mirada y que orienta al inspector, al detective, al policía (al carilindo, el canchero, al portador de la fuerza) para dar con el asesino, el violador, el “malo”. Lo interesante para advertir es que la serie no es un oasis en un desierto de mediocridad: es la última instalación de una serie de productos televisivos que apuestan a sacar al científico del laboratorio y convertirlo en estrella. Así está la mítica Dana Scully de los X Files, el detective sabelotodo (que le aplica a lo que sea el método científico) de CSI: Crime Scene Investigations Gil Grissom y el forense especializado en sangre Dexter Morgan (Michael C. Hall) de la recomendada serie de la cadena Showtime (aún no estrenada por estos pagos) Dexter.
Creada por Nicolas Falacci y Cheryl Heuton, Numb3rs está en el aire desde enero de 2005 en la cadena estadounidense CBS y sorpresivamente fue bien aceptada por matemáticos y profesores que suelen tirar dardos a la mayoría de las películas basadas en temáticas científicas que distorsionan en uno o varios elementos a la ciencia de turno (tal vez fue bien vista porque Numb3rs tiene un equipo de matemáticos como consultores que llegan a meter mano en el guión). De hecho, la compañía de computadoras Texas Instruments junto a la emisora y en asociación con el Consejo Nacional de Maestros de Matemática norteamericano usan la serie como trampolín para desarrollar guías de estudio para las escuelas del país del norte. En el sitio www.weallusematheveryday.com, se puede ver cómo se sugiere cada capítulo como herramienta para explicar un tema en clases o en charlas. Es que cada emisión es un nuevo tema: en el piloto (el primer capítulo), por ejemplo, a través de un cálculo de probabilidades el joven matemático sugiere (y le acierta) más o menos el barrio donde residiría un violador-asesino. Casi no se deja tema matemático sin tratar. Ya se habló de funciones exponenciales, teoría de grafos, redes sociales, teoría de juegos (y el dilema del prisionero), derivadas, ecuaciones cuadráticas, lógica, optimización, teorema de Pitágoras, la hipótesis de Riemann, números primos, etc.
Los temas matemáticos se funden en la trama y construyen de este modo el verosímil, al punto de que la serie es citada en universidades (numb3rs.math.aau.dk/wordpress/) y papers. Perfilada a convertirse en una serie de culto geek (como Futurama, Star Trek, Quantum Leap y Doctor Who), Numb3rs desde ya tiene flaquezas fácilmente criticables (para los protagonistas todo es matematizable y si no puede expresarse en números no existe), pero sobresale en su afán expansivo: mostrar a la matemática como una cosa de todos los días que nos rodea, intriga, atraviesa y cautiva.
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