LA EMPRESA DE LA AUTONOMIA
Julián Rebón
Colectivo Ediciones/Picaso, 255 págs.

Los fenómenos nuevos van pasando lentamente de los diarios a los libros, de ser tema para periodistas a ser temas de investigadores que tienen que hacer equilibrio sobre una ola que ya tiene cierta tradición, pero que no se detiene. Es lo que ocurre con el fenómeno de las empresas recuperadas por sus trabajadores cuyos gases lacrimógenos fueron barridos de las tapas de los diarios por los vientos de la normalización institucional que fue sufriendo el país, al menos en términos relativos a 2001. Mientras tanto, la bibliografía y las bibliotecas sobre el fenómeno siguen lentamente solidificando su estructura, lo que eran hipótesis ahora son tendencias, lo que parecían apuestas han pasado a ser realidades al menos parciales o han sido descartadas. Uno de los que más ha contribuido a este decantamiento teórico sobre las fábricas recuperadas ha sido el investigador del Conicet y del Instituto Gino Germani Julián Rebón, quien ha sintetizado sus años de estudio sobre las empresas recuperadas en su tesis doctoral, ahora publicada como libro. Allí da cuenta de que la heterogeneidad y la novedad no son dificultades insalvables a la hora de armar los andamiajes teóricos que permitan seguir construyendo un análisis de la realidad. También deja espacio para aceptar que como contemporáneo de un fenómeno en permanente construcción la subjetividad del investigador/participante debe ser reconocida como tal a través de anécdotas que a veces valen más que mil estadísticas.

Cuestiones políticas, de conciencia obrera, de gestión empresaria, de sistema económico de liderazgos y de, eventualmente, construir alternativas al sistema capitalista se entrecruzan en sus más de 250 páginas para permitir al lector abordar este fenómeno que permite infinitas miradas, incluso las que se detienen sobre las dificultades metodológicas de abordar una fenómeno tan reciente. ¿Cuánto hay de nuevo? ¿Cuánto de viejo? O lo que es lo mismo: ¿cuánta ruptura y cuánta continuidad? En un espacio al que se acercan estudiantes de todo el mundo, periodistas y popes intelectuales, en muchos casos decididos a ver lo que ellos quieren, hacerse esas preguntas con honestidad intelectual no es poca cosa.