Los Jóvenes Científicos Precarizados manifestamos nuestro profundo

dolor por la muerte de Juan Peirano (becario de la UNRC) y de la doctora Liliana Giacomelli y nos solidarizamos

con los sufrimientos de las demás

víctimas por la tragedia ocurrida en la Universidad Nacional de Río Cuarto el 5 de diciembre.

Creemos que el incidente que terminó con la vida de nuestro compañero pudo y debió haberse evitado. Para ello es necesario que quienes diseñen las políticas de ciencia y tecnología piensen menos en la cantidad de publicaciones y presten más atención a las pésimas condiciones de trabajo de los científicos en el país.

Por otra parte resulta indignante que el Estado se desentienda de la producción científico-tecnológica y, a la vez que los subsidia, deje en manos de capitales privados el desarrollo de las tareas que se realizan en nuestras universidades e institutos de investigación, con trágicas consecuencias como la que acaba de ocurrir, cuando el lucro económico es el único interés en juego.

Esperamos que quienes se enorgullecían hasta ayer por el aumento de la cantidad de científicos tomen conciencia que no alcanza sólo con dar más becas, sino que es necesario aportar los fondos necesarios para que los becarios y los investigadores formados puedan trabajar en un ambiente sano, en el marco de un Estado que verdaderamente se haga cargo del desarrollo científico-tecnológico en el país.

Queremos vivir para poder trabajar en la investigación, no deseamos morir por la ciencia.

Esta declaración del grupo “Jóvenes Científicos Precarizados” (www.precarizados.com.ar) se leyó durante la Asamblea de Docentes, Estudiantes, Investigadores y no Docentes de la Universidad Nacional de Río Cuarto el pasado 5 de diciembre, a poco de haber ocurrido la explosión e incendio.