Sábado, 15 de diciembre de 2007 | Hoy
INTERNET COMO HERRAMIENTA DE COMUNICACIóN CIENTíFICA
Troposfera, mesosfera, estratosfera y ahora... blogosfera. Invadiendo todo el espectro comunicativo a una velocidad atroz, los blogs de a poco se perfilan como una de las puertas de entrada más elegidas para informarse, estar al tanto y para comentar. Desde ya, los blogs científicos tienen su lugar en esta capa de la red y apuntan sus cañones en varias direcciones, buscando hacer de la ciencia una actividad más abierta y colaborativa y enlazando a sus lectores en un universo propio y compartido. Sin embargo, además de ventajas notorias como velocidad en la comunicación y en el acceso al último dato, también tienen puntos flojos que perturban y desorientan: el anonimato y la superabundancia informativa.
Por Eugenio Martinez Ruhl
Un mundo. Ya lejos de aquel experimento informático primigenio, Internet es hoy un mundo más. Si bien es un fenómeno limitado a quienes tienen acceso a la red, su enorme crecimiento de los últimos años llevó a que diversos grupos sociales, y ya no sólo empresas y organizaciones como ocurría al principio, tengan su espacio y se conecten entre sí. En este desarrollo propio del nuevo milenio, los blogs tuvieron un rol preponderante: facilitaron y acercaron la creación de páginas web a casi cualquiera que tenga una computadora con modem. Y el ámbito científico no dejó pasar ese tren.
Los blogs se transformaron en pocos años en un nuevo continente del ciberespacio, tal vez en la más socializada de las múltiples piezas que conforman Internet. Se trata de sitios web personales en los que cada uno puede publicar lo que le parezca. Algunos autores (o bloggers) siguen al pie de la letra esa consigna y cuelgan cualquier cosa. Otros le apuntan a una temática en especial y la convierten en la razón de ser de la página.
Como en una tormenta de ideas virtual, blogs de toda clase fueron poblando la red de redes hasta delinear lo que ahora comúnmente se denomina blogosfera, hoy muy crecida y con una identidad propia que la diferencia del ámbito de los sitios tradicionales. En ella, cada espacio no se limita, generalmente, a su propio contenido, sino que permite conectar con otros weblogs afines.
Los blogs y sus adyacencias se constituyeron en un fenómeno que se reproduce en sí mismo, dentro del cual se conforman verdaderas redes sociales alrededor de una temática. A través de esta herramienta, personas con un interés en común se contactan con suma facilidad y en muchos casos crean un vínculo duradero –aunque rápido, mucho más vertiginoso en esta era– que con el tiempo se convierte en una comunidad.
No obstante, no se trata de una cuestión cerrada. Además de atraer a los que poseen inquietudes análogas, los blogs acaparan la atención de personas que nada tienen que ver con su rubro, pero que llegan gracias a su curiosidad, a través de aquellas búsquedas quiméricas de algún dato en particular en la web o por medio de la mera casualidad.
Tal vez el de la ciencia sea el caso prototípico. No porque el desarrollo de blogs sobre esta temática haya sido mayor o más generalizado que el de los dedicados a otras cuestiones (el blog confesional, el blog sobre noticias y rumores del espectáculo, el blog deportivo, etcétera), sino porque el fenómeno logró abrir al “mundo Internet” las puertas del ámbito científico, un edificio normalmente cerrado de forma hermética al menos para el gran común de la gente.
Si bien no existen indicaciones explícitas sobre cómo debe ser un blog –más allá de las técnicas de “En tres fáciles pasos” propias de las páginas a través de las cuales se construye y publica esta especie de diarios íntimos–, la mayoría de ellos tiene como característica una forma de comunicación coloquial, posiblemente como consecuencia de la amplitud de público que –se dice o se imagina– implica Internet: lejos de los textos de extensiones kilométricas, lejos del lenguaje complicado y lejos de la escritura sólo para especialistas y cerca del público no especializado. Tal parece ser entonces la consigna principal de los blogs de ciencia, un animal que circula por la red sin dejarse atrapar por algunas de las características menos seductoras de la fauna ciberespacial, como la falta de rigor, el chequeo de fuentes o la anarquía del “cualquiera puede decir cualquier cosa”.
La esfera de sitios sobre ciencia abarca una multiplicidad de tipos, desde los más formales editados por científicos propiamente dichos, hasta los que publican los fanáticos de lo tecnológico-científico, que a través de la web despuntan su vicio al tiempo que informan a los navegantes sobre las novedades y curiosidades del rubro. Resumidor.blogspot.com es, por ejemplo, un espacio argentino en el que semana a semana se puede leer una síntesis de las últimas noticias referidas a la ciencia. Con la divulgación científica como meta fundamental, allí no sólo se resume, sino que en algunos casos se decodifican cuestiones que en su publicación original tienen un lenguaje demasiado específico. Martín Caglini es su autor y asegura que su idea “es llevar la ciencia a la gente, entregársela toda junta, para evitar que se desperdigue por la red”. Y en el mismo sentido sostiene, en diálogo con Futuro, que los usuarios de Internet “quieren ciencia, quieren conocimiento, y los blogs son la respuesta, porque se convirtieron en revistas especializadas donde se puede encontrar lo que no está en los medios tradicionales”.
En El resumidor científico (tal es el nombre completo) y bajo el título “blogs amigos” se encuentra un elemento característico de este tipo de páginas personales y de la blogosfera en general: un listado de blogs recomendados, a los que se puede acceder haciendo click sobre el nombre del elegido: ahí, en la conexión, en el “estar linkeados”, se encuentra una de las modalidades más difundidas para la consolidación de redes sociales, ya que hace más fácil que el recorrido del navegante no termine en el primer blog que encontró, o simplemente en el único que estaba buscando, sino que continúe hacia otros ubicados bajo el mismo paraguas de la ciencia.
Es probable que Internet sea el medio –el metamedio más bien: todos los medios en uno– en el que más consolidada esté la tendencia que indica que el entretenimiento tiene que ser parte fundamental de la comunicación. Por esos caminos transita malaciencia.blogspot.com, un espacio dedicado principalmente a refutar y desactivar cuestiones que se plantean como posibles en películas, documentales y hasta libros, y que científicamente no lo son: la explosión espectacular de un largometraje de ficción, el desastre natural que pone a la humanidad al borde de la desaparición y la investigación policial que llega a buen fin en una serie son analizadas y discutidas por el autor. En la mayoría de los casos, queda claro que la imaginación de los cineastas a veces no repara en el umbral que existe entre lo posible y lo ridículo, o acude a elementos incompatibles con la intención de que una representación sea verosímil. Pero en otros no existe un error, sino la falta de una explicación completa, que Malaciencia se encarga de entregar.
Desde ahí se puede llegar a hipotesis-carolus.blogspot.com, una publicación que se encarga de cuestionar desde un escepticismo demoledor todas las teorías y disciplinas relacionadas con lo extrasensorial, incluyendo algunas cuestiones del vendedor género de autoayuda. Así, se realizan duras críticas –con toques de ironía y acidez– a todo aquello que no pueda ser comprobado empíricamente, desde el control mental hasta el espiritismo, sin dejar de lado la videncia y la astrología.
Como ocurrió cada vez con la aparición de algún nuevo fenómeno comunicacional, los medios tradicionales como diarios y revistas rápidamente se mimetizaron con la tendencia blog, adaptación mediante. En este caso, las grandes revistas de ciencia, como New Scientist (www.newscientist.com) y Discover (www.discovermagazine.com), ya tienen en sus sitios web una solapa exclusivamente dedicada a los blogs. Si bien en muchos casos los espacios a los que conectan son producidos por el mismo medio, que pone a escribir blogs a sus periodistas, también incluyen los links de algunos de las lugares del ciberespacio que consultan para sus notas. Y allí, en el sector tecnología, no faltan los geeks, que siempre parecen más informados sobre los adelantos técnicos que las propias compañías que los producen.
Lo dicho, todos arriba del tren, que a estas alturas ya tuvo que reservar uno de sus cibervagones para la ciencia.
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