Participación y democracia en la Sociedad de la Información
Actas del III Congreso Panamericano de Comunicación

Damián Loreti, Guillermo Mastrini y Mariana Baranchuk (compiladores)
Prometeo, 326 páginas

El libro recientemente publicado por Prometeo es casi un regalo explícito para el vigésimo cumpleaños de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA que tuvo lugar hace dos años. Fue en esa ocasión que se realizó en Buenos Aires el III Congreso Panamericano de Comunicación, cuyas ponencias han sido ahora compiladas y publicadas.

La diversidad de los expositores provenientes de América latina pero también de Europa y Norteamérica excede el nombre de “Panamericano”, aunque al mismo tiempo deja claro que las problemáticas son bastante globales y muchas vienen arrastrándose desde hace décadas: acceso, democratización, concentración de medios, la relación entre cultura y comunicación, mercantilización, entre otros temas.

Pero una de las cosas que probablemente llame la atención de las ponencias es el foco mayoritario puesto en las políticas de comunicación, aplicadas en todo el mundo como las principales fuentes de cambio (o no cambio, en este caso) sin atender tanto a los fenómenos sociales que se han dado por fuera del mercado. Como dice el docente de la UBA Sergio Caletti, si se sigue pensando en la política de medios como patrimonio del Estado, “la política se nos reducirá al territorio de una pura administración de parte de quienes se encuentran en posiciones dominantes, y para más decir, administración a favor de esas posiciones dominantes”.

La preocupación por las políticas de Estado no deja de ser razonable. Es claro que existe una constante presión para mercantilizar la comunicación, como ocurre con tantas otras cosas, aunque pareciera que para algunos intelectuales el foco sigue puesto en buscar recetas para modificar las políticas de medios.

Las dificultades quedan plasmadas en las ponencias que grafican los problemas de la Unión Europea para detener la avalancha de productos culturales de los EE.UU. y comenzar a colaborar en la construcción de una identidad europea que, como dice uno de los expositores, se está gestando a través de esferas paralelas como el turismo o el intercambio estudiantil. El 8º capítulo tiene un valor especial porque comienza a delinear un nuevo debate sobre el rol de los movimientos sociales y alternativos a los institucionales ya establecidos.