Ciencia para leer en bicicleta
Calentamiento global y otros misterios
Esteban Magnani
Capital Intelectual, 117 páginas

Es siempre grato comentar un libro de un colaborador de Futuro, y especialmente si ese libro está armado con notas que aparecieron en este mismo suplemento, porque de eso se trata, precisamente, esta “ciencia para leer en bicicleta”, título atractivo si los hay (y que mereció un espectacular dibujo de tapa de Rep).

El calentamiento global no es la “estrella” de esta publicación pero Magnani, con buen tino, se sirve de este tema para utilizarlo como disparador, como “caballo de Troya”; con la intención de que el lector se familiarice con un inmenso abanico de tópicos científicos cuyo dégradé parece no tener fin.

Ciencia para leer en bicicleta... así, resulta todo un paseo que comienza con los dimes y diretes sobre la vejez y culmina en el “caso Lysenko”, aquel biólogo berreta que, en pleno stalinismo, formuló en la entonces URSS una teoría que negaba la genética mendeliana y desató una sangrienta represión contra los biólogos soviéticos (y que, de paso sea dicho, provocó una catástrofe agrícola a gran escala).

Esteban Magnani –master de la Universidad de Londres y colaborador habitual del suplemento Futuro– comienza a desandar las primeras páginas de esta publicación con una encantadora confesión: “Hay muchas formas de andar en bicicleta. Por ejemplo, se puede avanzar con la mente puesta en el destino o disfrutar del viaje con la mente vagando por los alrededores. Es que la bicicleta es para mí un espacio de preguntas”.

Son precisamente esos interrogantes, que detonan la curiosidad en forma de Big Bang, los que presentan y estructuran esta publicación, dándole forma al relato; buscando ese feedback con el lector que pocos textos pueden lograr. Así, el bello oficio de comunicar la ciencia se vuelve trabajo de artesano.

Para Magnani, el objetivo de esta compilación de artículos publicados aquí mismo durante los últimos 10 años fue “permitir al lector ver otro mundo en el mismo que fatiga cotidianamente sin darse cuenta”. Y en cuanto a la escritura; bueno, los lectores de Futuro ya la conocen.