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Los cientificos nazis
en la Argentina
Carlos De Nápoli
Edhasa, 175 páginas

No es ninguna novedad la protección que recibieron los nazis fugitivos durante la primera presidencia de Perón (y, como aclara el autor, durante la inmediata anterior de Farrell) y tampoco es una novedad el affaire Richter y el fallido anuncio de haber logrado una reacción (¡de fusión nada menos!) controlada. Menos lo son otros nombre “científicos”, como el de Kurt Tank, Emile Dewoitine o Friedrich Bergius, que también encontraron aquí una tierra prometida que los sustrajo de tribunales y castigos.

Desde ya, son datos importantes que con frecuencia se escamotean de la historia, por obvias razones y, sobre todo, de la historia de la ciencia en nuestro país. Sin embargo, lo que encuentro más interesante de este libro es la visión global que da del nazismo en relación con el resto de los vencedores de la Segunda Guerra y las complicidades de las potencias occidentales con la carrera criminal del nazismo. Es difícil compartir del todo la posición, para mí en exceso economicista sobre el nazismo: “Durante medio siglo se pretendió convencer a los lectores de que los principales responsables del Holocausto habían sido condenados. Es falso. Los responsables del Holocausto fueron los directivos de la I. G. Farbenindustrie AG. En este inmenso monopolio se ideó, planeó y concretó cada paso que dio Hitler, desde la financiación de su ascenso al poder hasta su desaparición”.

Complicidades de todo tipo, desde ya, como el enorme negocio que hicieron los cónsules que vendían pasaportes a los fugitivos, sin olvidar al Vaticano, y los norteamericanos y soviéticos que también querían importar científicos alemanes (y por ello dejaron pasar, como dice el autor, una buena tonelada de crímenes).

En fin: el horror que representa el nazismo; el hecho central del siglo XX, probablemente, está muy lejos de haber sido procesado por la cultura (en gran parte por las razones que señala el autor) y sigue clavado como una incógnita central en el devenir humano. Mientras no se lo comprenda del todo, mientras no se lo reconozca claramente, el fascismo seguirá acechando tras múltiples disfraces.

Un libro que se lee de un tirón, y con espanto.