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¡Viva la ciencia!
Antonio Mingote
José Manuel Sánchez Ron
Crítica,265 páginas

“Este libro trata de ciencia, una de las habilidades más maravillosas –si no la que más– que hemos inventado y desarrollado los humanos.” Y efectivamente, es así: desde el fuego a la ley de gravitación, desde la rueda a los agujeros negros, ¡Viva la ciencia!, apoyado por dibujos espléndidos, va girando sobre los tópicos que la aventura científica develó a lo largo de su historia de tres mil años.

Así, a la ligera, a veces jocosamente, los grandes resultados –ya sea la ley de gravitación universal o el principio de conservación de la energía– aparecen naturalmente insertados en un mundo que funciona invisiblemente, según ellos.

Pero que nadie espere un libro de texto; nada de eso aparece aquí –el texto, que muchas veces presenta una ciencia congelada que hay que aprender a leer a machamartillo– no tiene lugar aquí.

No es un libro para aprender sino un libro para leer. No es texto sino literatura. No es fórmula sino narración. No está dirigido a un público, sino a cualquiera. Y no descuida el sentido del humor, aquel que permite a los científicos reírse de sus propios errores.