ENTREVISTA A TIM DE ZEEUW
Extremadamente grande. Extremadamente impresionante. Extremadamente prometedor. En menos de una década, el telescopio más poderoso de todos los tiempos abrirá su colosal ojo de 42 metros de diámetro. Y entonces, nuestra imagen del universo cambiará de modo absolutamente drástico.
› Por Mariano Ribas
El salto será brutal: el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT) dejará en pañales al mismísimo Hubble. Y, también, a todos los demás superojos astronómicos de la actualidad, incluyendo a auténticos peso pesados, como el VLT o los gemelos Keck I y II. Con una potencia óptica sin precedentes, y bajo los cielos más oscuros y transparentes de la Tierra, en el norte de Chile, el E-ELT se lanzará a buscar y fotografiar directamente planetas extrasolares, examinará a fondo nebulosas y estrellas en plena gestación y se hundirá en los confines del universo observable para registrar, con notable detalle, las primeras y más primitivas galaxias, algo completamente imposible en estos días. Más aún: este gigante de gigantes –que tendrá el tamaño de un edificio de 25 pisos– intentará echar luz sobre la misteriosa materia oscura y la aún más misteriosa energía oscura, esa entidad casi siniestra que está acelerando la expansión del cosmos.
El E-ELT será la carta fuerte del Observatorio Europeo Austral (ESO), un consorcio de más de una docena de países que, desde hace una década, viene haciendo punta en la astronomía de primera línea mundial. Hace apenas un mes, el ESO anunció el lugar preciso donde construirá el que será, sin dudas, el telescopio más grande del planeta hasta, por lo menos, 2030. Para conocer todos los detalles, qué mejor que conversar directamente con el Dr. Tim de Zeeuw, el director general del ESO.
De Zeeuw, un holandés de 53 años, es una de las principales figuras de la astronomía mundial. Dirige el ESO desde 2007 y, entre otras cosas, ha publicado –como autor o coautor– más de 130 papers. A continuación, la charla con Futuro:
–Eso fue a fines de 2004, cuando el Consejo del ESO, que es su cuerpo gobernante, definió como objetivo de máxima prioridad mantener el liderazgo astronómico europeo en la próxima era de los “Telescopios Extremadamente Grandes” o “ELT’s”.
–Sí. El Consejo del ESO pidió la construcción de un ELT en una escala de tiempo competitivo. Y en 2006, tras el estudio de un primer concepto, llamado OWL, nuestras oficinas de proyecto encararon un nuevo estudio, considerando performance, costos y tiempos, con la ayuda de un centenar de astrónomos. Y ya a fines de ese año, los resultados fueron presentados y discutidos durante una conferencia del ESO en Marsella, con la presencia de 250 astrónomos europeos.
–Todos recibieron el proyecto con mucho entusiasmo, al punto de que esa reunión abrió el camino para que el Consejo del ESO decidiera pasar a la crucial fase siguiente: el diseño detallado del telescopio. Y eso es lo que está en marcha en estos días.
–El ESO armó un Comité Asesor de Selección del Sitio (SSAC) para el E-ELT. Y el comité ha venido analizando los datos obtenidos en varios lugares en el mundo. Incluso, se tuvieron en cuenta estudios aportados por el equipo estadounidense del TMT, un futuro telescopio de 30 metros. Ellos compartieron sus mediciones con nuestro comité. Ya con todos los datos a mano, el SSAC armó una lista final con los cinco lugares posibles para el E-ELT: cuatro en el norte de Chile, y el quinto en Islas Canarias, España...
–No. El sitio argentino no quedó en la lista final de cinco candidatos que armó el SSAC.
–Bien, a comienzos de marzo de este año, el SSAC presentó su reporte con los cinco candidatos finales al Consejo del ESO, confirmando que todos eran excelentes para la observación astronómica...
–Sí, todo eso, pero además esos lugares reunían parámetros esenciales para la futura construcción y operación del telescopio: accesibilidad, agua potable, energía, logística, estabilidad política, entre otros factores.
–Sí, el reporte concluyó que ese lugar era claramente el favorito. Cerro Armazones tenía el mejor balance entre calidad del cielo y todos los demás aspectos considerados. Además, está muy cerca de Cerro Paranal, donde ya está nuestro VLT, y podremos operar ambos observatorios en forma integrada.
–La actual generación de grandes telescopios, de ocho a diez metros de diámetro, nos ha permitido hacer descubrimientos tremendos, como por ejemplo tomar las primeras imágenes directas de planetas alrededor de otras estrellas. Pero esos aparatos también nos abrieron áreas de estudio completamente nuevas. Y justamente, para responder a esas nuevas cuestiones, y para hacer descubrimientos que ni siquiera podemos imaginar ahora, necesitamos incrementar significativamente la sensibilidad y la resolución angular de los instrumentos.
–Sí, hace tiempo que los astrónomos de todo el mundo venían manifestando la necesidad de construir instrumentos en el rango de 30 a 60 metros de diámetro, los ahora llamados “Telescopios Extremadamente Grandes”, los ELT, tal su sigla...
–Porque consideramos que ése es el diámetro mínimo necesario para alcanzar todos nuestros objetivos científicos fundamentales...
–Con el VLT ya hemos realizado muchas observaciones y descubrimientos sobre los cuerpos más lejanos del Sistema Solar, como Neptuno. Y también sobre Plutón y los otros objetos del Cinturón de Kuiper. Como el E-ELT tendrá mucha más sensibilidad y resolución, jugará un rol muy importante en el estudio de aquellos objetos pálidos y lejanos objetos.
–Descubrir y caracterizar sistemas planetarios en formación, y planetas en torno de otras estrellas será uno de los objetivos centrales del programa científico del E-ELT. Podremos detectar directamente la luz reflejada por planetas gigantes maduros, como nuestros Júpiter y Neptuno. Y hasta analizar la composición química de sus atmósferas mediante técnicas de espectroscopía.
–Intentaremos fotografiar directamente planetas pequeños y rocosos, como la Tierra, en torno de otras estrellas. Y muy especialmente, aquellos que puedan estar ubicados en la llamada “zona habitable” de sus estrellas, es decir, donde las temperaturas permitirían la existencia de vida. Ese es uno de los “Santos Griales” de la astronomía observacional moderna.
–Efectivamente. Queremos determinar la unicidad, o no, del Sistema Solar y de la Tierra.
–El tamaño del espejo primario de un telescopio es doblemente importante. Por un lado, determina la cantidad de luz que puede colectar. Y por el otro, determina el nivel de detalle en las imágenes que produce. Con sus 42 metros de diámetro, >>> el E-ELT tendrá una capacidad colectora de luz unas 15 veces mayor a los más grandes telescopios actuales...
–El E-ELT nos dará imágenes 15 veces más nítidas que el Telescopio Espacial Hubble. Su performance será tremendamente superior a la de todos los instrumentos actuales. De hecho, creemos que el E-ELT podría revolucionar completamente nuestra percepción del universo, tanto como lo hizo el telescopio de Galileo, hace 400 años.
–Eso esperamos. Con su enorme sensibilidad y resolución, el telescopio podrá ver más allá de nuestros horizontes actuales. Y nos llevará a las más tempranas etapas de la formación de las primeras galaxias. El E-ELT seguirá un vigoroso programa de estudio de la formación y evolución de estos objetos primigenios. Y nos contará cuáles fueron los procesos físicos que las formaron y transformaron a través de los tiempos cósmicos.
–No sólo eso: mediante estudios espectroscópicos muy finos, tendremos información detallada sobre las masas, las edades, la composición química y la tasa de formación estelar de las galaxias a distintas profundidades (y edades) en el espacio. Pero además, el E-ELT intentará indagar como nunca antes en la naturaleza de la materia oscura y la energía oscura...
–Estamos finalizando el diseño del telescopio, y el Consejo del ESO decidirá cuándo comenzará la construcción. Eso sería el año que viene. Y pensamos que podría comenzar a funcionar siete años más tarde, en 2018. Es lo que esperamos...
Y bien, dicho todo esto (más todo lo que volcamos al recuadro que acompaña esta entrevista), sólo nos resta esperar. Impacientemente, claro, porque da la impresión de que, de aquí a menos de una década, el universo ya no será el mismo para la humanidad. Veremos más. Sabremos más. Y lo entenderemos mucho mejor. La astronomía se acerca a una nueva revolución. Y será extremadamente grande.
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