A CIEN AÑOS DEL PRIMER VUELO DE LOS HERMANOS WRIGHT
Volar es para los pájaros
Por Esteban Magnani y Luis Magnani
El maestro saca una manzana del cajón, la coloca en el piso y le pregunta a su discípulo:
–¿Es esto un montón de manzanas?
–No, maestro –es la firme respuesta.
El maestro agrega una más y vuelve a preguntar, sólo para obtener la misma contestación. Así siguen las cosas hasta que a la sexta manzana el discípulo duda y a la novena, finalmente, asiente algo incómodo. El maestro, silencioso, toma la más roja y le da un mordisco.
Golondrinas y verano
Esta versión erudita del adagio que explica que “una golondrina no hace verano” puede aplicarse al primer vuelo. ¿Cuántos metros o segundos hacen falta para poder decir que uno ha volado? ¿Fue un vuelo lo que hizo Charly García desde el 9º piso de su hotel? Algunos dirán que el primer vuelo fue el de 1783, cuando los hermanos Mongolfier llenaron un globo con aire caliente y luego con el recientemente descubierto “gas nuevo” (hidrógeno). Para quienes no consideran que este globo es un montón de manzanas y piden una máquina, hay que esperar la llegada de otro francés, Charles Renard, quien en 1884 dio una vuelta de 8 km con un planeador y aterrizó en el mismo lugar de donde había partido.
Si de aviones se trata, hay que esperar el intento de otro francés, Clement Ader, quien apuró a la tecnología al construir una máquina a vapor capaz de volar; según muchos, casi todos franceses, lo logró en 1890, cuando recorrió 50 metros por el aire. De cualquier manera quedaba claro que el vapor no solucionaba el gran problema de volar en algo más pesado que el aire (dado que para alcanzar la potencia necesaria hacían falta máquinas demasiado grandes y pesadas). La solución parcial la darían las máquinas con combustible fósil, proporcionalmente mucho más poderosas.
En Nueva Zelanda, Richard Pearse, el hijo de un granjero, armó a escondidas, para evitar las objeciones religiosas, un monoplano de caña y lona. En marzo de 1903 hizo el primer intento público de mostrar su obra: el vuelo, de unos 50 metros según los testigos, terminó contra el cerco de aulagas, una planta espinosa que rodeaba su casa, demostrando dolorosamente que era importante mantener el control. Este es sindicado como el primer vuelo de la historia controlado con “un aeroplano mecánico” por entidades como el Museo del Transporte y Tecnología de... Nueva Zelanda.
Pero no demoremos más lo que se ha aceptado en la mayor parte del mundo, es decir en los países en los que no hay un Pearse o un Ader, como el primer vuelo controlado en un aeroplano a motor. A saber, que es patrimonio de los hermanos Wright, al menos según la mitología globalizada de los Estados Unidos. Hace casi 100 años, más precisamente el 17 de diciembre de 1903, Orville Wright, después de jugar con su hermano Wilbur a cara o ceca quién pilotearía, recorrió unos 35 metros en doce segundos. Durante los años siguientes escamotearon información a potenciales competidores, lo que casi termina perjudicándolos e incluso permitió que se atribuyera a otros que volaron después el honor de ser los primeros hombres voladores. El fin del secreto y la gloria indiscutible llegaron en 1909 cuando Wilbur, ante una multitud, voló alrededor de la Estatua de la Libertad. El montón de manzanas lustradas dejó azorado al mundo.
Los hermanos voladores
A la hora de celebrar su pasado, pocos pueblos pueden compararse con los norteamericanos. Así es que en los festejos por los 100 años del primer vuelo tirarán la casa por la ventanilla del piloto. Para darse una idea de las dimensiones de la celebración, alcanza con saber que John Travolta, que es piloto, volará su Boeing 707 para el cierre de los festejos, que durarán 6 días, sobre el público.
El marketing histórico que se ha puesto en marcha cuenta que los hermanos Orville y Wilbur Wright recibieron de su padre un juguete volador cuando tenían 7 y 11 años, respectivamente. Obsesionados con la idea de volar, los hermanos se dedicaron a estudiar el tema y decidieron que era fundamental mejorar los métodos de control. Así pensaron que si las puntas de las alas podían combarse durante el vuelo, podrían mantener el balanceo y la dirección. Entre 1901 y 1903, Wilbur y Orville alternaron su tiempo entre Dayton, donde residían y eran dueños de una fábrica de bicicletas (no eran estrictamente “bicicleteros”, como suele contarse), y Kitty Hawk, lugar que por sus vientos eligieron para la experiencia. Para sus pruebas desarrollaron el primer túnel de viento, donde diseñaron hélices y probaron la aerodinámica de cientos de alas. Cuando quedaron satisfechos con el diseño de sus planeadores, construyeron una nave más robusta, capaz de soportar un motor de 12 HP que ellos mismos diseñaron con aluminio y cobre.
El 17 de diciembre de 1903, Orville voló el Wright Flyer 1, un biplano con hélice propulsora, sin cola. El primer intento (ya mencionado) no los dejó satisfechos e hicieron tres más hasta que la nave quedó inutilizada después de un aterrizaje algo violento. En el último “vuelo” ya habían logrado recorrer unos 260 metros en casi un minuto.
Para los festejos del 17 de diciembre, muchos celebrarán a los hermanos Wright con una copa de champagne, y otros, más escépticos, celebrarán el ingenio humano universal comiendo una manzana.