LA VELOCIDAD DE LIBERACION
Paul Virilio
Manantial, 190 págs.

El francés Paul Virilio es de todo menos un profeta tecnológico. Es más: de sus ensayos y libros, se abstrae cierto resquemor (por no decir repudio) a las nuevas tecnologías, como si Internet –y el nuevo mundo virtual que ha abierto–, los xenotransplantes, la miniaturización extrema y la clonación, entre otras tantas problemáticas posmodernas, en vez de acercar al ser humano al ideal de liberación, más bien lo aprisionara, lo volviesen esclavo.

Sin caer en extremos clasificatorios, el pensamiento de Virilio y sus investigaciones, como es el caso de La velocidad de liberación, se encasillan mejor en la categoría de “lectura resistente” frente a un discurso que se propone único: la publicidad global que pretende mostrar a las tecnologías de la interactividad como el camino a una nueva Babel. La de Virilio es pues una mirada no inocente: reniega de aquellas posturas naïves que ven a Internet como la expresión técnica de una democracia ideal, un megacerebro donde todos están conectados con todos sin diferencias idiomáticas, culturales o económicas.

Filósofo de la velocidad, Virilio se enfila contra la idealización y mitificación de los objetos técnicos así como se encarga de resaltar y revelar en cada uno de sus escritos la dimensión oculta de la revolución de las comunicaciones que afecta la duración y el tiempo vivido de las sociedades, enfatiza el “aquí y ahora” (instantaneidad e inmediatez) y la disrupción de lo próximo y lo lejano, instala un nuevo régimen de visibilidad y provoca un interesante fenómeno de desdoblamiento de la realidad: realidad actual, por un lado, y realidad virtual, por el otro. O como le gusta llamar a Virilio: “estéreorrealidad”, síntoma de una época de inestabilidades en la que la hipervelocidad de la información hace desaparecer el cuerpo, el espacio y el tiempo histórico, y auspicia una nueva condición del ser: “si no me conecto, no existo”.