El objetivo de este libro es responder a la pregunta de por qué la gente se mata entre sí –y de paso, ofrecer distintas explicaciones acerca de la fascinación especial que muestran las sociedades occidentales por los asesinatos–. Sus autores, dos psicólogos de la canadiense Universidad de McMaster, emprenden esta ardua y estimulante tarea desde la psicología evolutiva. Por eso no faltan aquellas ideas y concepciones ineludibles de esa disciplina. El lector hallará aquí material estadístico y datos antropológicos, pero también un estilo de presentar la información que se asemeja al de la novela policial.
Según los autores, los homicidios tienen su origen en la selección natural. Y porque se los encuentra en cada momento de la historia humana, las medidas punitivas en su contra han resultado en suma poco relevantes. Martin Daly y Margo Wilson observan que el tipo más extendido de asesinatos lo protagonizan sujetos varones jóvenes (sean victimarios o víctimas). Una de las razones radica en que responden al control del comportamiento reproductivo en la mujer. Hay otros tipos de homicidio: los que sufren hijos en manos de sus padres, pero, como en los cuentos de hadas, mucho más los que surgen en manos de sus padrastros. El marido que asesina a su mujer parece ser un caso de violencia para intentar controlar su comportamiento reproductivo. Pero en los casos en que una mujer asesina a su esposo, tiende a presentarse apenas como acto defensivo. Los autores no esquivan plantear, y responder por una cualificada negativa, la pregunta más peligrosa para un evolucionista: ¿es el homicidio una adaptación?
Por último, conviene apuntar que el libro nunca postula un pesimismo de la naturaleza humana, ni contrapone sus resultados a los de los estudios de base decididamente social.
Sergio Di Nucci