NOVEDADES EN CIENCIA
Novedades en ciencia
NINGUN GATO POR LIEBRE [nature]
Aquello que ni el mismísimo campeón del legendario desafío de encontrar las diferencias entre dos dibujos pudiera nunca lograr, para la informática, no es más que otro juego infantil. Así lo demostró el investigador en computación Hany Farid quien, junto a otros colegas del Dartmouth College de Hanover, Estados Unidos, creó un programa capaz de identificar hasta el más mínimo rastro de autor que cualquier obra de arte tenga en su superficie. El método, cuya explicación detallada puede leerse en www.pnas.org/cgi/reprint/0406398101, viene a reducir el margen de error de la por demás subjetiva tarea de discriminar pinturas y dibujos originales de sus copias (tráfico que hasta no hace tanto constituía una verdadera industria). Y no sólo eso: la técnica creada por Farid reconoce también trazos particulares de artistas. De hecho, ya ha sembrado una polémica en el siempre distinguido mundillo del arte pictórico. Según sus cálculos, Madonna con bambino, del pintor renacentista italiano Pietro Perugino (1445-1523), habría sido realizada no sólo por él: contaría con pinceladas de otros tres artistas, posiblemente aprendices de su taller, a quienes la historia (y los expertos) ignora 500 años después.
Todo se reduce a un cálculo matemático. Tras escanear en alta definición la obra a analizar, se descompone la imagen en series de líneas verticales, horizontales y diagonales, que permiten obtener coordenadas que el programa atribuye como propias de cada artista.
Hasta este avance, el método más utilizado por los analistas era químico: los pigmentos de la pintura ayudaban a deducir la edad de la obra, y por ende, a distinguirla de falsificaciones, posteriores en su mayoría. Uno de los colegas de Farid, Daniel Rockmore, asegura sin embargo, que esta técnica informática “no podrá suplantar la palabra final del ojo humano”. Eso sí: al individualizar los trazos, contribuirá a derribar viejos mitos, artistas que la historia consagró y que no fueron más que “aportes” sucesivos de sus ingenuos aprendices.
ESOS CINCO MINUTOS EXTRAS [nature]
De entrada, va a costar un poquito que los jefes compren esta excusa para justificar las llegadas tarde de sus empleados, pero los científicos que la defienden juran que es cien por ciento cierta: quedarse mucho tiempo en cama alejaría de las sábanas a los ácaros, esos despreciables arácnidos microscópicos que causan tantas alergias, casos asma y otros malestares respiratorios.
“La idea de nuestro trabajo es rastrear los movimientos y costumbres de los ácaros domésticos (Dermatophagoides pteronyssinus) y averiguar cómo los afectan los cambios de temperatura y humedad”, explicó la bióloga Marcella Ucci, de la Universidad de Londres. Los estragos que causan estos artrópodos (parientes de las arañas) que miden menos de 0,3 mm bien valen el esfuerzo: se estima que en un gramo de polvo en cualquier rincón de la casa pueden llegar a vivir entre 100 y 500 ácaros cuyos excrementos pueden desencadenar varias crisis respiratorias en personas alérgicas.
Sin embargo, aunque su popularidad en los rincones sea bastante alta, el lugar predilecto de toda la casa de estos bichitos es –como el de muchas personas– la cama: en los colchones encuentran la humedad necesaria procedente de la transpiración humana de la noche y escamas de piel para alimentarse . Allí, y en tan sólo sus diez semanas de vida, la hembra puede llegar a poner de 40 a 80 huevos.
Por eso, quedarse mucho tiempo en cama puede ser fatal (para los ácaros, claro): sólo con que se eleve la temperatura del colchón de 20 a 28ºC, los ácaros se sienten incómodos y tienden a huir despavoridos de las sábanas. “Además –aconsejó Ucci–, recomendamos no hacer tan religiosamente las camas, pues la colcha y la frazada conservan la humedad tan preciada por los ácaros.” En definitiva: el pretexto perfecto para, además de impuntual, ser algo desordenado.