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Sábado, 15 de febrero de 2003

NOVEDADES EN CIENCIA

Novedades en ciencia

LA ESTRELLA MAS FRIA
A sólo 19 años luz del Sistema Solar, los astrónomos han encontrado un objeto curioso: la enana marrón más fría jamás descubierta. Estos extraños objetos gaseosos no son otra cosa que una suerte de híbridos entre estrellas y planetas gigantes y se caracterizan, entre otras cosas, por su baja temperatura superficial en comparación con las verdaderas estrellas. Y eso es lógico porque, debido a su poca masa, son incapaces de generar reacciones termonucleares en sus núcleos.
Hasta ahora, las enanas marrones más frías que se conocían tenían temperaturas superficiales de “sólo” 700º C, poquísimo si tenemos en cuenta que la del Sol es de casi 6000º C. Pero ahora, y tal como cuenta la revista especializada Sky & Telescope, el astrónomo Adam Burgasser (Universidad de California, Los Angeles) y sus colegas del programa TwoMicron All-Sky Survey (2MASS) acaban de descubrir una pequeña enana marrón que bate todos los record de frialdad. Se llama –por así decirlo– 2MASS 0415-0935 y está a 19 años luz de distancia, en dirección a la constelación de Erídano (actualmente visible desde la Argentina al caer la noche). La criatura, que tendría un tamaño similar al de nuestro Júpiter, tiene una temperatura de apenas 410º C, es decir, no mucho más que un horno casero a toda potencia. Según Frederick J. Vrba (U.S. Naval Observatory), quien viene monitoreando al objeto con el Telescopio Astrométrico Kaj Strand (instalado en Fragstaff, Arizona), “este objeto es tan frío, que su luminosidad es apenas 1/500.000 de la del Sol”.

FUTBOL CONTROLADO A MICROONDAS
Gracias a un novedoso sistema de transmisores y receptores de microondas, los incontables e insufribles debates televisivos sobre los partidos de fútbol podrían perder toda justificación, lo cual sería un gran avance para la civilización. En Alemania, la compañía Cairos Technologies acaba de presentar un complejo sistema de monitoreo de las jugadas que no darían lugar a confusiones. Básicamente, describe la revista Discover, se trata de una red de antenas desparramadas por todo el estadio capaces de seguir todos los movimientos de los equipos, gracias a unos pequeños transmisores de microondas que irían colocados en las canilleras de cada uno de los jugadores, e incluso en la pelota. Las antenas enviarían toda la información a una computadora central, capaz de analizar el juego en tiempo real, determinando con exactitud la posición y velocidad de la pelota y de cada jugador. “Aunque la pelota esté detrás de un jugador, este sistema de microondas puede seguirla todo el tiempo”, dice Rene Dünkler, de Cairos Technologies. Además, el propio referí llevaría un receptor en su muñeca, que podría alertarlo, por ejemplo, de una posición adelantada o una pelota que se va fuera del campo. Varias ligas internacionales de fútbol han expresado su interés en este chiche, que costaría unos 200 mil dólares. Actualmente, los ingenieros de la empresa alemana están testeando el dispositivo en el estadio de Nuremberg. Y esperan tenerlo a punto para la próxima Copa del Mundo, que tendrá lugar en Alemania en 2006.

LA ARDILLA QUE CAMBIO CON EL TIEMPO
El clima mundial está cambiando. Y los animales también. Según un estudio realizado por biólogos canadienses de la Universidad de Alberta, la ardilla roja (Tamiasciurus hudsonicus) está evolucionando rápidamente en respuesta al calentamiento global. Y no es un cambio del todo imperceptible: al parecer, el período de embarazo de las ardillas hembras se acortó 18 días en relación con las ardillas de hace tres generaciones.
La investigación que se llevó a cabo en el Yukón (territorio de 483 mil kilómetros cuadrados en el noroeste de Canadá que limita con Alaska) consistió en monitorear durante 10 años cuatro generaciones de ardillas. Allí, el equipo dirigido por el biólogo Andrew McAdam identificó cambios genéticos en estos animales que luchan por adaptarse a las nuevas condiciones climáticas.
Para registrar sus comportamientos, los científicos utilizaron una técnica estadística llamada “genética cuantitativa” (ampliamente usada en la agricultura), que consiste en discernir los cambios de comportamiento azarosos de aquellos que se deben exclusivamente a factores genéticos (cambios en los que la frecuencia de ciertos genes se incrementan de generación en generación).
La ventaja de dar a luz 18 días antes que hace tres generaciones es que las crías –creen los científicos– tienen más chances de sobrevivir, dado que gracias a ese adelanto, y al momento en que suele producirse la parición: cuando llega el otoño, ya son grandes e independientes, lo que les viene más que bien a la hora de recolectar y almacenar comida para pasar el invierno. Nada mal para el pequeño roedor de los bosques boreales y que llega a medir unos 30 cm de largo y a pesar 280 gramos.
El cambio adaptativo de estas ardillas al fluctuante clima mundial no es el primer caso detectado. De acuerdo con un grupo de científicos de la Universidad de Oregon (Estados Unidos), hay aves que ponen sus huevos una semana antes que hace 30 años y mosquitos que entran en una fase inactiva o durmiente para pasar el invierno 8 a 10 días después que lo que ocurría en 1970.
Resulta que el paulatino incremento de la temperatura a lo largo de la segunda mitad del siglo XX (y lo que va del XXI) produjo, en el Hemisferio Norte, primaveras prematuras, veranos más largos e inviernos más suaves. Lo que, para el hombre, parece un cálido y placentero aumento de uno que otro grado en la escala térmica (o más de una lluvia molesta, propio de estos días), para animales, plantas e insectos, en cambio, es una alteración crucial pues afecta de gran manera al ciclo de la vida. Así, muchas especies ven la obligación de desplegar cualquier tipo de artimañas para no hacer otra cosa que sobrevivir.

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