LAS ECUACIONES MAS BELLAS DEL MUNDO
[SCIENTIFIC AMERICAN]
Los rankings no respetan ni tiempo ni lugar. Son prepotentes, despóticos, superficiales y tiránicos. Pero, así y todo, tienen su utilidad a la hora de poner orden en un mar picado por el caos. Así ocurre con las listas de los delincuentes más buscados y con el top ten de las mejores y peores películas. Por eso, la física –que no anda con ganas de hacer rancho aparte– cedió a la tentación y, como pocas veces en su historia, se enorgullece de gozar al fin con un listado propio a la altura de sus descubrimientos: el ranking de las mejores ecuaciones de la historia.
La tarea no la podía hacer cualquiera. Así, le encomendaron la empresa a los editores de la revista Physics World que con paciencia preguntaron a científicos de todo el mundo qué fórmulas, axiomas o teoremas no podían faltar –de acuerdo a su elegancia, poder explicativo y peso en el desarrollo de la disciplina– en la lista “de grandeza”.
Entonces, las sugerencias comenzaron a arreciar. Para su sorpresa, una de las más votadas fue la simple y básica ecuación “1+1=2” superando con creces a la ecuación de Hubble (v=H0d; que describe la expansión del universo), la de la circunferencia del círculo (C=2pr) y la ley de los gases ideales (PV=nRT). “Sé que otras ecuaciones han hecho mucho más para explicar el universo –escribió Richard Harrison de Calgary, Canadá–, pero no se puede negar la belleza de su simplicidad. Además, fue la primera ecuación que le enseñé a mi hijo.”
El puesto número uno lo compartieron los trabajos de James Clerk Maxwell y del matemático Leonhard Euler. Las ecuaciones de Maxwell se veían venir: a fin de cuentas, el físico unió en ellas electricidad y magnetismo en una síntesis espectacular, digna de Newton. La ecuación de Euler (eip+1=0), en tanto, no se queda atrás pues reúne nueve conceptos matemáticos centrales en una sola expresión y una indescriptible belleza. Completan la lista: la segunda ley de Newton (F=ma), el teorema de Pitágoras (a2=b2+c2), E=mc2 y la ecuación de Planck (E=hv), entre otras magníficas expresiones que encontraron cómo explicar brevemente el mundo y sus caprichos.

SUPERORGANISMOS CON PATAS
[NATURE]
Es indiscutible la dificultad de definir acabadamente qué se entiende por ser humano. Tal condición no viene determinada por el hecho de que un individuo parezca humano (es decir, cuente con dos brazos, dos piernas y una cabeza) o sea capaz de sentir dolor o emociones intensas ya que entonces se debería extender estos criterios a ciertos animales que claramente no son humanos. Se estima que el rasgo más humano de todos es la inteligencia (con todo lo que ella trae aparejado), aunque la cuestión no se clausure ahí y se obligue a no hablar más del asunto. De vez en cuando alguien saca del cajón una nueva definición de ser humano y la rueda de la polémica vuelve a rodar y rodar.
La última adición a la lista viene de Inglaterra donde Jeremy Nicholson, profesor de Biología Química del Imperial College, sostiene que los humanos no somos otra cosa más que “superorganismos andantes”. En el fondo tiene razón: la mayoría de las células que carga consigo un individuo no son 100 por ciento suyas. Hay conglomerados altamente complejos de bacterias (en el ser humano habitan 500 especies distintas), virus y hongos que conviven –la mayoría del tiempo– en una pacífica armonía. Para Nicholson, el entendimiento de cómo funciona este superorganismo ycómo los microbios interactúan con el cuerpo es crucial para el desarrollo de una medicina personalizada ya que cada individuo responde de manera distinta a los medicamentos según su fauna microbial.
“Sabemos desde hace un tiempo que muchas enfermedades están influenciadas por una variedad de factores genéticos y ambientales. El concepto de superorganismo podría tener un gran impacto en nuestra comprensión del proceso infeccioso”, explicó Nicholson quien ya patentó la palabra para que ningún vivo se le adelante y haga fortunas con su invento.