Sábado, 15 de enero de 2005 | Hoy
FINAL DE JUEGO
–Bien –dijo
el Comisario Inspector–, aquí estamos, a punto de hacer estallar
una nueva guerra entre la empiria y la teoría. Desde ya, hay quienes
no consideran que se trata de cosas separadas, criterio que desde ya no comparto,
como ocurre con todos los que revistan en la Comisaría. Y desde ya, el
antiguo Jefe de Policía era taxativo en su negación de la empiria,
e incluso para su investigación, no aceptaba ningún tipo de pruebas.
–¿Y cuántos casos resolvió? –preguntó
Kuhn.
–Ninguno –dijo el Comisario Inspector–, ¿pero qué
importa? Nunca, en toda la historia de la policía, el delito fue tan
perfectamente tipificado, caracterizado, teorizado.
–Ya veo –dijo Kuhn–, ¿y por qué no está
más?
–Lo echaron –dijo el Comisario Inspector– con argumentos falaces,
arguyendo que no se lo entendía, que cuando hablaba, lo que decía
era incomprensible. Y es verdad que hablaba sólo en idish, pero digo
yo ¿costaba tanto poner un traductor? También es verdad que buscaba
la solución de cualquier misterio usando las técnicas de la Kábala
y recurriendo a la Torah. Pero no. En vez de tomar el camino más fácil,
optaron por la brutalidad de reemplazarlo por un técnico que no sabe
nada de filosofía.
–Así es la política –dijo Kuhn.
–Sí –dijo el Comisario Inspector–. Arbitraria, absurda.
Por eso me dediqué a la filosofía. Pero como creo que hay que
ir ya al enigma, propongo un enigma a nuestros lectores. ¿Por qué
la teoría nunca puede deducirse de la empiria?
¿Qué
piensan nuestros lectores? ¿Por qué no se puede? ¿Y qué
piensan del arbitrario despido del ex Jefe de Policía?
Correo de lectores
Empiria versus Teoria
Al decir del Comisario Inspector, la genial obra de Aristóteles, para
la ciencia fue un desastre pues casi todo estaba equivocado. Pese a ello su
sistema sobrevivió diez siglos. La mecánica de Newton reinó
dos siglos, siendo superada por la teoría relativista, que a los pocos
veinte años de ser publicada, se ve acotada por la mecánica cuántica.
No hay que olvidar que las teorías no son la realidad, sino estructuras
que inventa el hombre para sistematizar los conocimientos y predecir resultados.
Cuando la teoría no concuerda con la experiencia surge la necesidad de
adecuarla. Esta no se deduce directamente, sino que requiere de la intervención
de una ¿intuición? genial.
En los finales del siglo XIX, se determinó que la velocidad de la luz
era constante e independiente del movimiento de la fuente y del observador,
contradiciendo los principios de la mecánica.
Einstein, postulando la constancia de la velocidad de la luz y venciendo prejuicios
sobre los conceptos del espacio y del tiempo, mediante razonamientos matemáticos
llega, entre otras notables conclusiones, a la conocida fórmula E=mc^2,
que vincula la masa con la energía. En primer término, el empirismo
científico determinó la constancia de la velocidad de la luz,
luego, el racionalismo matemático reveló recónditos
secretos de la naturaleza. ¿La empiria o la teoría? Ambas.
Roberto Fedorovsky
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