FINAL DE JUEGO
Donde se divaga un poco y se propone un enigma en torno de la cerveza
› Por Leonardo Moledo
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–, Daniel Rosenvasser demostró fehacientemente que el producto de dos cuadrados mágicos no necesariamente es un cuadrado mágico.
–Aclaremos que el producto de los dos cuadrados se puede hacer como si se tratara del producto de dos matrices, es decir, multiplicando filas por columnas –dijo Kuhn.
–Es interesante el dato siguiente: en el “cuadrado producto”, las filas y las columnas suman igual. El problema aparece con las diagonales –dijo el Comisario Inspector–. Pero vuelve la vieja duda sobre la vigencia de los cuadrados mágicos.
–Supongo que la pregunta es hasta qué punto tiene sentido seguir con ellos –dijo Kuhn.
–Hasta qué punto tiene sentido todo –dijo el Comisario Inspector–. Esa es la verdadera pregunta.
Hubo un instante de silencio.
–Sí –dijo finalmente Kuhn–. De Parménides para acá hay dificultades con ese asunto.
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Dada la situación, vaya un enigma más o menos simple. En una cervecería, además sólo se dispone de un jarro de tres litros.
–Extraña cervecería –comentó Kuhn. El tono era lúgubre y vacío.
–Además del barril de donde se saca la cerveza –dijo el Comisario Inspector–.
–Esa cervecería es un enigma en sí misma –dijo Kuhn.
–Como el universo –dijo el Comisario Inspector–. El asunto es que llega un parroquiano con un jarro de cinco litros, y exige que le expendan exactamente cuatro litros. ¿Cómo se las arregla el cervecero?
–Como el universo, seguramente –dijo Kuhn.
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cómo se las arregla el cervecero? ¿Qué quiso decir Kuhn?