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–Bueno –dijo el Comisario Inspector–, después de haber hecho este interregno sobre Boltzmann querría agregar algunas cositas sobre la “cosidad de las cosas”.

–Alguien contestó que se podría definir “cosa” como aquello que es designado por un sustantivo.

–No lo creo –dijo el Comisario Inspector–. Estoy de acuerdo con que todo aquello que puede ser designado por un sustantivo es una cosa. Es más, creo también que toda parte de aquello que puede ser designado por un sustantivo es una cosa, con lo cual tenemos los sustantivos y sus conjuntos de partes. Pero aquí nos topamos con las limitaciones del lenguaje, porque resulta que el lenguaje no puede designar todas las cosas que, desde el punto de vista del lenguaje, son sustantivos.

–¿Por ejemplo?

–Por ejemplo, los números. Los números no pueden ser designados por el lenguaje porque son más. Tomemos el ejemplo de una silla: es una cosa. Pero cualquier fracción de una silla también es una cosa, incluyendo aquellas partes que son designadas por números irracionales, y que por lo tanto exceden la capacidad del lenguaje. En realidad, yo creo que el lenguaje es un obstáculo para el pensamiento, y que, justamente, quizá sea útil para determinar un cierto conjunto de cosas, y que el mundo no se nos convierta en un Aleph como el de Borges y nos volvamos locos.

–En cierta forma –dijo Kuhn– cuando uno sueña, no sueña precisamente con cosas, sino con “algo” que a veces parece una cosa.

–O dos cosas al mismo tiempo –dijo el Comisario Inspector– hasta el punto de que para describir con qué soñamos tenemos que contarlas sucesivamente. Y el sueño es una forma de pensar.

–Mmmm... –dijo Kuhn– ¿no será mucho decir?

–O en todo caso, es una forma de actividad cerebral que se parece mucho al pensamiento; si no, nunca habría podido tomárselo como una profecía, o como susceptible de interpretación.

–Y todavía nos faltan los sustantivos abstractos –dijo Kuhn–.

–Para el próximo sábado –dijo el Comisario Inspector.

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿El sueño es una forma de lenguaje?