Sáb 08.11.2003
futuro

FINAL DE JUEGO

Donde se complace a un lector con historias de Aristipo y se propone un enigma textil

Por Leonardo Moledo

–Bueno –dijo el Comisario Inspector–, Jorge Puccio había pedido historias de Aristipo, y nosotros habíamos prometido darlas.
–Hagámoslo –dijo Kuhn–. Pero antes, comentemos algo sobre Aristipo.
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Había nacido en Cirene en el año 435 a.C. y murió en el 350, viajó a Atenas, donde fue discípulo de Sócrates, y cuando Sócrates tuvo el accidente fatal que lo privó de la vida, por decirlo de alguna manera, volvió a su ciudad natal y fundó una escuela de Filosofía.
–Y cobraba por sus lecciones –dijo Kuhn–. Más o menos como un profesor universitario de hoy.
–Parece que cobraba mucho –dijo el Comisario Inspector–. Eso no es como un profesor universitario de hoy, por lo menos en la Argentina, donde a los maestros y a los policías se les paga mal. En realidad, Aristipo negaba la vía de la ciencia o de la racionalidad, ya que, como sus maestros, los sofistas, era un escéptico y anticipándose a Hume, sostenía que sólo podemos estar seguros de las sensaciones. Para él, las cosas tal como son en sí mismas, son incognoscibles.
–Mmmm... –dijo Kuhn–. Las cosas en sí.
–Y como no se puede conocer nada más que las sensaciones, era partidario de basar la vida en las impresiones, único dato seguro. Si nos atenemos a lo que éstas nos dicen, encontraremos que el bien es el placer.
–No está mal –dijo Kuhn–. Ya también pienso que el bien es el placer. Por eso armé todo ese lío de los paradigmas, para tener el placer de ver a medio mundo discutiendo.
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Aristipo predicaba el placer inteligente, porque para conseguir el placer hacen falta sabiduría y prudencia: no sólo se trata de evitar el dolor sino también aquellos placeres que son a su vez causa de dolor. Así, una vez que entró en casa de una prostituta, cuando uno de los jóvenes que iban con él se avergonzó, le dijo: “No es pernicioso el entrar, sino el no poder salir”. Y otra vez, cuando le llevaron a su cuarto tres hermosas prostitutas para que eligiese la que más le gustaba, las despidió a las tres diciendo: “Ni aun Paris pudo elegir una entre tres”. Las sacó hasta el vestíbulo y las echó. Tanta era su facilidad en recibir o no recibir las cosas.
–Supongo que no sólo tuvo historias con prostitutas –dijo Kuhn–. Pero de todos modos, los paradigmas no son causa de dolor. Son placenteros, y además, son inteligentes.
–Sin duda –dijo el Comisario Inspector–. Era un epicúreo, con algunas variantes sobre el maestro.
–En realidad, es una doctrina bastante cómoda –dijo Kuhn–. “Buscarás el placer”, por más que sea inteligente. No está mal.
–Y Aristipo hizo buen uso de ella –dijo el Comisario Inspector–. Vivía como un duque en lo de Dionisio de Siracusa. Y una vez que Dionisio le escupió encima, lo sufrió sin dificultad; y a uno que se asombraba, le dijo: “Los pescadores se mojan en el mar por atrapar una mojarrita, ¿y yo no me dejaré salpicar saliva por atrapar una ballena?”. Sabía lo que decía.
–Sería interesante comparar con lo que habría contestado Epicteto –dijo Kuhn–. Pero ya es hora de nuestro enigma.
–Bien –dijo el Comisario Inspector–. Una vez Aristipo compró lana, y la colocó en el platillo corto de su balanza, como para ganar una fava por cada treikonos, pero cuando la vendió, cambió los platillos como para entregar una fava menos por cada treikonos. Y a un discípulo que lo criticaba, contestó: los pescadores se mojan para atrapar una mojarrita. ¿Y no cambiaré yo los platillos para ganar 25 óbolos?
–Aclaremos que un treikonos equivale a 16 favas. Y la pregunta es: ¿cuánto pagó Aristipo por la lana?
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cuánto pagó? ¿Y qué habría contestado Epicteto a Dionisio?

Correo de lectores

La secretaria de Epicteto
El convenio final suscripto en paritarias entre la secretaria y Epicteto hará que el estoico acepte, con la resignación de costumbre, desembolsar más de lo que tenía pensado durante los primeros 12 meses. Pero la tendencia se va a revertir en el transcurso del segundo año y le terminará resultando favorable a partir de entonces. Por eso, si hizo bien o no, dependerá del tiempo que Flavia se mantenga en el puesto.
El estoicismo tiende a reproducir las estructuras de dominación. Esperemos que el año 3000 no nos encuentre resignados a vivir controlados por la tecnología y comiendo soilent.
Jorge Puccio - Santa Fe

La secretaria Estoica
Hola amigos
Este es fácil, si se piensa que dentro de un año podría estar ganado 700 y ella elige estar ganado sólo 650 sextercios, es MUY boba.
Cariños y gracias por los lindos momentos.
Cristina de la Mata

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