Guerras de baja intensidad, escaramuzas, violencia y otra bellezas no son propiedad exclusiva de la historia ni de los imperios. A los científicos les caben las generales de la humanidad y caen en ese tipo de lindezas. Y los bandos están más o menos establecidos, a pesar de intersecciones y ambivalencias: de un lado, los científicos “duros”, con su exigencia de rigor, precisión y predicciones, y del otro, los “blandos”, mucho más lábiles. En esta edición de Futuro, fragmentos del café científico que trató (civilizadamente) el tema y que tuvo como invitados a la filósofa Esther Díaz y al físico Mario Castagnino.