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Bonino volvió a Kabul
En septiembre de 1977, mientras era comisaria europea para ayuda humanitaria, la eurodiputada italiana Emma Bonino viajó a Afganistán para ver con sus propios ojos y para ponerle el cuerpo al drama que vivían las mujeres afganas bajo el yugo del régimen talibán. Todavía la represión sin par que esos fundamentalistas ejercían contra todas las mujeres no despertaba la atención internacional, como sí habría de hacerlo recién después del 11 de septiembre de 2001. Bonino no viajó sola: con ella fue Christiane Amanpour, de CNN, cuya cámara registró primero el inmediato arresto de Bonino y luego su expulsión del país. A principios de diciembre del año pasado, apenas los talibanes fueron derrocados, Bonino volvió a la carga: en Bonn se estaba realizando una conferencia internacional para decidir el gobierno provisional post-talibán. La ex comisaria europea planteó que de ese gobierno debían participar mujeres. Este mes, invitada por feministas afganas, Bonino volvió a Kabul, y a su regreso escribió un artículo, reproducido en la prensa española, en el que traza el momento que viven ahora las mujeres en ese país. El burka –o el chadri, como se lo llama allí– sigue siendo usado por muchas, pero ahora no por obligación sino por “costumbre o prudencia”. Mientras tanto, en las asambleas de mujeres, las afganas debaten acaloradamente la mejor estrategia para participar políticamente, y se escuchan frases como ésta: “Nuestra guerra contra la mojigatería islámica no ha terminado, pero debemos retomarla desde una posición de fuerza.