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Viernes, 6 de febrero de 2004

POLITICA

No culpen a las sabanas

En contra de lo que se supone políticamente correcto, desde la Coordinadora del Foro de Mujeres Contra la Corrupción se comenzó una campaña a favor de las “listas sábana”, ese fantasma que parece traer bajo la tela a quienes corrompieron la política. Sin embargo, abolir este sistema pone en peligro la representación de las minorías y hasta la presencia de mujeres en ambas cámaras.

 Por Luciana Peker

Ellas no tienen problema en calzarse el traje más políticamente anticorrecto en estos tiempos argentinos de la antipolítica. “Estamos a favor de la lista sábana”, reivindican, en voz alta, Monique Altschul, presidenta de la Fundación Mujeres en Igualdad y Coordinadora del Foro de Mujeres Contra la Corrupción, y Viviana Caminos, politóloga, asesora legislativa e integrante del Foro de Mujeres Contra la Corrupción. Ellas saben que pueden ser quemadas como brujas –modelo 2004– en la hoguera del sentido común, los termómetros de la opinión pública y el discurso que culpabiliza a las sábanas por las chanchadas de la política.
Sin embargo, ellas aseguran que sin las listas sábana no se termina con la corrupción ni la ineficiencia de los candidatos. Y sí, en cambio, con la garantía de representación de un 30 por ciento –como piso– de mujeres en el Congreso nacional. “La lista sábana es el cuco, pero gracias a este sistema hoy un 40 por ciento de las senadoras son mujeres”, defiende Viviana.
Es cierto que en esta forma de elección se cuelan candidatos non sanctos –con más prontuarios que méritos– que si estuvieran en el primer lugar de la lista fracasarían en las elecciones, pero que en el cuarto puesto pueden ser arrastrados por una buena performance de los candidatos más visibles y terminar ocupando una banca con voz y voto en nombre de todos. Sin embargo, Monique refuta: “La eliminación de las listas sábana no garantiza transparencia, pero promete inequidad”. En el mismo sentido, Viviana asegura: “La realidad es que para las mujeres y otras minorías, el único sistema que garantiza su representación en el Parlamento, hoy por hoy, es el sistema de lista sábana”.
Pero además, durante el 2003, el movimiento “Reforma Política Ya” se convirtió en el adalid de la lucha anti-lista sábana. Monique y Viviana piensan que no es sólo una casualidad que la Acción Católica integre esta campaña. Y sospechan que, bajo el consensuado reclamo de transparentar la política, se puede esconder una avanzada conservadora que busque reducir el número de mujeres parlamentarias para así también frenar la avanzada en el Congreso en materia de derechos sexuales y reproductivos.
–A mucha gente le da bronca comerse los sapos que vienen en el octavo lugar de las listas. ¿Cómo les explican su defensa de las listas sábana en donde hay que aceptar la boleta entera sin posibilidad de seleccionar a los candidatos?
Monique Altschul: –Nosotras queremos una reforma amplia que implique una renovación total de la política. Pero la eliminación de las listas sábana no garantiza transparencia. Por algo, el primero que comienza con el pedido de terminación de las listas sábana fue Bernardo Neustadt.
–Sin embargo, casi todo el periodismo progresista pide la terminación de las listas sábana. ¿Están equivocados ellos o ustedes están priorizando el cupo por sobre la transparencia?
M.A.: –El ala progresista sigue lo que empezó la derecha. Si vemos quiénes son los que empezaron la campaña “Reforma Política Ya” (que junta firmas y sacan solicitadas), no hay organizaciones del ala progresista, son todas de derecha: grupo Sophia, Acción Católica Argentina, etcétera. Lo que pasa es que se ha hecho una especie de mito y entonces nadie se atreve a hablar a favor de la lista sábana. Igualmente, en este último tiempo, mucha gente se empezó a dar cuenta de esto, como Poder Ciudadano, que apoya el cupo y la permanencia de la lista sábana. Por eso, aunque es una pelea difícil, la batalla no está perdida.
Viviana Caminos: –Es necesaria una reforma política, pero de fondo: con un mayor control del financiamiento político, un mejor sistema de selección de candidatos hacia adentro de los partidos políticos, el incremento de la participación de los jóvenes y las mujeres en los órganos partidarios y la confección de nuevos padrones electorales.
M.A.: –Igualmente, no pedimos las boletas actuales, que son un chorizo enorme con una gran cantidad de categorías distintas, sino boletas cortadas por categorías. Pero sí defendemos las listas plurinominales, bloqueadas y cerradas que garantizan que en una lista exista, por lo menos, un equilibrio de 30 y 70 por ciento de representación de cada género.
–¿Cuánto afectaría a las mujeres la eliminación de las listas sábana?
V.C.: –Este sistema electoral ha permitido que las mujeres puedan llegar al Parlamento. Actualmente tenemos un 31 por ciento de participación en la Cámara de Diputados y más de un 40 por ciento en el Senado. La Ley de Salud Reproductiva es un ejemplo del beneficio del cupo. Hemos avanzado en cuestiones que antes los varones ni siquiera las consideraban.
–¿No puede instaurarse un cupo en otro sistema electoral?
M.A.: –Una posibilidad es usar listas donde se marquen preferencias. ¿Pero qué preferencias vamos a tener por candidatos que no conocemos? Con este sistema de preferencias –sea por elección o por tacha–, los que más chances van a tener son los que más plata tienen para las campañas, como sería el caso de (Mauricio) Macri. Por ende, las mujeres tienen muchas menos chances y la gente no cuenta con la posibilidad de conocer a sus representantes. Pero, además, aunque algunos dicen que se pueden incluir un cupo femenino, la realidad es que en ningún lugar del mundo funcionó un cupo sin listas plurinominales, bloqueadas y cerradas.
–¿Creen que atrás del discurso de trasparentar la política puede haber una maniobra para que se dinamite la participación femenina y así se frenen los avances en derechos reproductivos?
M.A.: –Absolutamente. Yo estoy convencida de eso. Además, retroceder en el cupo es reforzar el modelo patriarcal del varón en la política y la mujer con los hijos.

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Viviana Caminos (morocha pelo lacio) y Monique (más grande y pelirroja).
 
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