“La cantidad de partos que se atienden es demasiado importante, mil partos anuales aproximadamente, como para someterlos a algún riesgo. Por eso se necesitan siete camas de terapia intensiva, pero ahora solo hay dos camas de terapia intensiva y en condiciones que no son óptimas para funcionar. Esta situación, a la larga, es jugar con un riesgo que deberíamos tratar de evitar. La situación presupuestaria puede poner en riesgo la vida de alguna paciente”, advierte Guillermo Luchtenberg, neonatólogo y Vicepresidente de la Asociación de Profesionales de la Maternidad Sardá.

La Asociación de Profesionales denuncia que hace un año y medio el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires comenzó obras en la emblemática maternidad y que, desde hace quince meses, las refacciones están paralizadas y no recibieron explicaciones formales de parte de las autoridades sanitarias porteñas. El comienzo de las refacciones, sin embargo, destruyeron parte de las instalaciones y, por eso, actualmente, disponen de un veinticinco por ciento menos de las camas para que las mujeres puedan esperar en buenas condiciones el parto o reposar las primeras horas de su post parto. Y, todavía más urgente es que la maternidad contaba con siete camas disponibles para casos graves que necesitaran servicios de terapia intensiva y ahora solo hay habilitado espacio para dos mujeres que necesiten cuidados extremos. Además, la sala de recuperación anestésica también quedo inhabilitada.

Por eso, el 3 de noviembre, los trabajadores/as de la Maternidad Sardá realizaron un abrazo simbólico al centro de salud para pedir por mejores condiciones de atención a las parturientas. “La refacción de terapia intensiva era muy esperada. Pero el comienzo de la obra quedó paralizada y hay muchos obstáculos para poder trabajar y esto afecta a las pacientes que concurren a la Maternidad Sardá”, remarca Luchtenberg.